Dependiendo de la zona que habitemos, podremos escuchar sonidos de fondo como grillos, pájaros, carros, anuncios, etc. Todo este es el ambiente que nos rodea y al que diariamente nos sentimos familiarizados. Sin embargo, un nuevo proyecto ciudadano nos trajo los ruidos más desconocidos para nosotros los humanos, las melodías del universo. Se supone que la Tierra emite frecuencias bajas que no alcanzamos a percibir, sin embargo componen algo que los expertos han llamado "opereta cacofónica" la cual retrata la relación dramática que hay entre nuestro planeta y el Sol.
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Fue gracias a un proyecto ciudadano financiado por la NASA
Ahora, gracias a un nuevo proyecto de ciencia ciudadana financiado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y bautizado como HARP, podremos finalmente escuchar la melodía del cosmos como nunca antes lo habíamos hecho. También conocido como "heliofísica auditada", la gran osadía nos muestra silbidos y crujidos que retratan todo un viaje a través de las vibraciones cósmicas que cantan una pieza improvisada entre la Tierra y el Sol. Cabe destacar que la relación entre el Sol y la Tierra es crucial para la vida tal como la conocemos.
Lo que escuchamos es la energía solar
Sabemos bien que nuestro astro emite energía solar, la cual es esencial para que se haga la fotosíntesis de las plantas, que a su vez es la base de la cadena alimentaria y también es responsable del clima de la Tierra, y de la circulación de los océanos además de la atmósfera. Bien, esto es lo que se llega a escuchar en el video publicado por la NASA en los solos 31 segundos que dura el video.
El universo no es para nada silencioso, está lleno de mucha actividad
El espacio exterior no es un lugar vacío y mucho menos aburrido, de hecho está lleno de bastante actividad estelar por la inmensa cantidad de materia que conforma así el universo. Mayormente está conformado el misterioso plasma —en un 99.999 por ciento— que a su vez se completa por partículas cargadas liberadas de las temibles fuentes energéticas del Sol. Cualquier movimiento a través del inmenso cosmos crea ondas que son similares a las sonoras. Sin embargo, nuestro oído humano es incapaz de percibir este tipo sonido porque quedan muy por debajo de nuestro rango auditivo.
Por ello la tecnología desempeña un papel fundamental que además puede ayudarnos con este problema —el cual se oye en torno a 1 Hz e incluso más bajo—. De ahí que sean conocidas como ondas de frecuencia ultra baja. Éstas, también conocidas como ULF, por sus siglas en inglés, se encuentran en el rango de 0,1 a 10 hertzios (Hz), por lo que se encuentran en la parte más baja del espectro electromagnético, justo por encima de las ondas ELF (Extremely Low Frequency).
¿Cómo se generan en la Tierra?
A través de la interacción entre el campo magnético terrestre y las partículas cargadas es que de forma natural salen estas frecuencias tan bajas. Fluyen en el viento solar y es así como el escudo magnético que rodea y protege a la Tierra, interactúa con el plasma. Es así que el campo no solo nos protege contra los dañinos rayos solares, sino que nos muestra tenues sonidos a medida que estos dos elementos interactúan entre sí. Cabe destacar que estas ondas de frecuencia ultra baja también se producen en la atmósfera superior de la Tierra por la actividad eléctrica asociada con las tormentas.
¿Cómo las traduce HARP?
Bien, este proyecto tiene una herramienta especialmente diseñada para permitir que los ciudadanos participen en la investigación científica espacial a través de una interfaz web que ofrece los datos de audio captados por los satélites. Con ello se pueden identificar patrones de onda interesantes para nuestro oído humano e incluso puede superar a los algoritmos informáticos avanzados. De esta manera, los científicos ciudadanos pueden unirse al viaje de exploración espacial sónica para descifrar las vibraciones cósmicas que ayudan a cantar la canción del Sol y la Tierra.
"El proceso de identificar nuevas funciones a través de la escucha profunda se parece un poco a la búsqueda de tesoros", afirmó Robert Alexander, miembro del equipo de HARP. "Estoy emocionado de que personas de todo el mundo prueben esta experiencia a través del proyecto HARP".
Continúan las investigaciones
Ahora las investigaciones preliminares se han aperturado y con ello se revelaron las características inesperadas. El equipo decidió llamarlo como un "arpa inversa", donde las frecuencias cambian de manera opuesta a lo que anticiparon los científicos.
“Lo que más me emociona del proyecto HARP es la capacidad de los científicos ciudadanos para hacer nuevos descubrimientos en la investigación heliofísica a través del análisis de audio”, continúa, Michael Hartinger, heliofísico del Instituto de Ciencias Espaciales de Colorado e investigador principal del proyecto financiado por la NASA. “Necesitamos su ayuda para comprender patrones complejos en el entorno espacial cercano a la Tierra”.
La ventaja con esta herramienta conocida como HARP es que podría aportarnos más datos sobre fenómenos que otros científicos ciudadanos de la NASA han encontrado. Por ejemplo las auroras en forma de onda que fueron examinadas a través del proyecto Aurorasaurus o incluso los sonidos que escuchan los radioaficionados que participan en el proyecto HamSCI.
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