Luego de que el pasado sábado 25 de marzo, las autoridades de emergencias de Estados Unidos informaran sobre la muerte de 25 personas en Misisipi a causa de varios tornados que arrasaron el estado (uno de los más pobres) el desastre natural ha dejado una estela de destrucción en su camino, destruyendo edificios y dejando a muchas personas sin nada más que escombros.
Antes del trágico desenlace, el meteorólogo Matt Laubhan, de la cadena WTVA, se encontraba en plena transmisión cuando informo que un tornado de más de un kilómetro de ancho se dirigía directamente hacia Amory, una pequeña ciudad del Condado de Monroe ubicada a 62 kilómetros al oeste de Birmingham. En ese momento, el miedo y la incertidumbre se apoderaron de él y comenzó a rezar.
Laubhan se quebró al informar la magnitud del tornado y cómo avanzaba rápidamente hacia la ciudad. A pesar de su experiencia como meteorólogo, la magnitud de la situación lo sobrepasó y no pudo contener sus emociones.
Pocos minutos después de las 23:00 horas del viernes, el tornado arrasó Amory y otras ciudades cercanas, dejando un rastro de destrucción y muerte.
“Tenemos un nuevo escaneo llegando aquí mientras hablamos”, dijo a los televidentes de la WTVA.
El meteorólogo puso su codo sobre la mesa, suspiro e inclinaba la cabeza mientras continuaban llegando actualizaciones de los tornados que se dirigían a Misisipi.
“Oh, hombre, como el lado norte de Amory, esto está llegando. Oh, hombre. Querido Jesús, por favor, ayúdalos”, agregó.
Tornado azota Misisipi, uno de los estados más pobres
Un tornado de gran tamaño destruyó la modesta casa de un piso que Kimberly Berry compartía con sus dos hijas en las llanuras de la región del Delta del Misisipi, dejando solo los cimientos y algunas pertenencias: un frigorífico derribado, una cómoda y una mesilla de noche a juego, una bolsa con adornos navideños y algo de ropa.
Durante la tormenta del viernes, Berry y su hija de 12 años se acurrucaron y rezaron en una iglesia cercana que apenas sufrió daños, mientras que su hija de 25 años sobrevivió en la localidad de Rolling Fork, a unos 24 kilómetros de distancia.
Berry sacudió la cabeza mientras miraba los restos de sus posesiones materiales. Dijo que está agradecida de que ella y sus hijos sigan vivos.
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“Puedo recuperar todo esto. No es nada”, dijo Berry, de 46 años, que trabaja como supervisora en una empresa de cultivo y procesamiento de bagre. “No voy a deprimirme por ello”.
Como muchas personas de esta zona en apuros económicos, se enfrenta a un futuro incierto. Misisipi es uno de los estados más pobres de Estados Unidos, y la región del Delta, cuya población es mayoritariamente negra, es desde hace tiempo una de las zonas más pobres del estado, un lugar donde mucha gente trabaja día a día en empleos vinculados a la agricultura.
Dos de los condados azotados por el tornado, Sharkey y Humphreys, se encuentran entre los más escasamente poblados del estado, con solo unos pocos miles de residentes en comunidades dispersas por amplias extensiones de campos de algodón, maíz y soja.
La tasa de pobreza de Sharkey es del 35 por ciento y la de Humphreys del 33 por ciento, frente al 19 por ciento de Misisipi y menos del 12 por ciento de todo Estados Unidos.
“Va a ser un largo camino hacia la recuperación, intentando reconstruir y superar la devastación”, dijo el domingo Wayne Williams, que enseña técnicas de construcción en un centro de formación profesional de Rolling Fork, mientras gente de toda la ciudad colocaba lonas azules en los tejados dañados y utilizaba motosierras para cortar los árboles caídos.
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