Familias y personal educativo están notando una herramienta crucial para combatir el cambio climático: enseñar a la niñez sobre los retos de la presente crisis. Como sabemos de nuestra propia experiencia, el conocimiento adquirido desde la infancia influye grandemente en la vida adulta.
Enseñamos a nuestros niños en los sistemas de educación básica los fundamentos de la supervivencia. Puesto que la crisis climática está cambiando drásticamente el mundo en el que vivirán, es vital prepararlos. La alfabetización climática sobre protección del clima tiene una enorme influencia para crear conductas y modos de vida sustentables.
La educación climática entonces se vuelve un asunto de derechos. La infancia tiene derecho a ser educada en temas climáticos, desde las causas de la actual crisis hasta modos de adaptación a ella. Es su derecho saber sobre las consecuencias de la crisis climática, así como conocer a los causantes de ella para no repetir sus errores.
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La educación es la clave para mermar los efectos del cambio climático
Algunos gobiernos han tratado de impulsar políticas educativas que incorporen al cambio climático en el currículo escolar. Sin embargo, pareciera que la educación climática está fragmentada, debilitando los esfuerzos educativos a pesar de que se ha abordado el tema en las Cumbres del clima como la COP26 de Glasgow.
El modelo más sensato para aproximar la ciencia climática a los niños es la educación formal en la escuela. México ha incorporado en su legislación, sobre todo a partir de 2012 con la Ley General de Cambio Climático, el derecho a contar con información accesible sobre el cambio climático.
Desafortunadamente, en las reevaluaciones de los planes de estudio en México no se ha considerado a la educación climática como un tema prioritario.
No está de más recordar que México, de acuerdo con múltiples estudios científicos, es de los países más vulnerables al cambio climático. Nuestra posición geográfica nos acerca a fenómenos climáticos extremos como huracanes, ciclones y periodos de sequía prolongada como hemos visto recientemente.
En otras partes del mundo, los negacionistas del cambio climático han encontrado en la escuela un campo de batalla para impulsar la desinformación. Por ejemplo, en Estados Unidos, Katie Worth ha documentado cómo las grandes empresas impulsan campañas de confusión sobre la crisis climática.
De la misma manera, estudios de la Universidad Northwestern han demostrado que presentar la información sobre cambio climático que disponemos como “disputable” ocasiona gran confusión en sus receptores -personal educativo y padres de familia-.
Otros países como Paraguay, Francia o el Reino Unido han promulgado legislaciones que consideran la educación ambiental y el acceso a información científica sobre el clima un derecho de la infancia.
Algunas personas podrían considerar que la educación climática es contra productiva, ya que se genera un espacio de disputa adicional entre negacionistas y las personas preocupadas por el medio ambiente. Las escuelas se convierten entonces en un espacio adicional de conflicto en medio de la creciente polarización de los espacios públicos en el mundo.
A pesar de los evidentes riesgos de desinformación y manipulación, considero que es muy importante educar a las infancias en cambio climático. Debe de ser su derecho conocer los efectos, así como las actividades económicas que han causado la actual crisis.
Por: William Jensen Díaz. Asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales COMEXI. Master in Public Administration CandidateEdward S. Mason Fellow, Mid-Career, John F. Kennedy School of Government, Harvard University. MSc International Public Policy University College London. Twitter: @williamjensen