Una madre y un padrastro han sido encarcelados de por vida después de ser declarados culpables del asesinato de Logan Mwangi, un pequeño de 5 años, a quien le arrebataron la vida tras meses de abuso y encarcelamiento en su pequeña y oscura habitación.
El 20 de julio de 2021, Logan dio positivo a COVID-19 y lo encerraron en su habitación.
Días más tarde, su cuerpo fue descubierto parcialmente sumergido en el río Ogmore en Bridgend, Gales del Sur, el pasado 31 de julio. Según autoridades, el menor, descrito en la corte como un "niño sonriente y alegre", fue torturado, muerto de hambre y obligado a hacer flexiones hasta que colapsó.
Logan había sufrido 56 cortes, contusiones externas y lesiones internas, comparables a un accidente de tráfico a alta velocidad.
De acuerdo con medios locales, después de que Logan muriera, su madre, Angharad Williamson, de 31 años; su padrastro John Cole, de 40; y un adolescente de 14 años involucrado en el asesinato intentaron escapar de la justicia arrojando el cuerpo del niño en un río en el pueblo de Sarn. Posteriormente, llamaron a la policía para informar que temían que lo hubieran secuestrado.
Los agresores deberán cumplir mandatos mínimos de 29 años y 28 años consecutivos, mientras que el adolescente, cuyo nombre no puede ser identificado por su edad, cumplirá un mínimo de 15 años, también siendo declarado culpable de asesinato.
Los trabajadores sociales visitaron la casa de Logan el día antes de su muerte y no tomaron ninguna medida, pese a que sabían que Cole, el padrastro, tenía antecedentes penales.
“A Logan le encantaba jugar con sus compañeros de clase, especialmente juegos como las escondidas o jugar a ser superhéroes. Su personaje favorito siempre fue Spiderman y mostraba una imaginación aguda y vívida en sus juegos”, decía una de las frases que sus compañeros y profesores de la escuela le dedicaron al enterarse de su muerte.
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