REINO UNIDO

La mujer que dejó morir de hambre a su hija con síndrome de Down fue condenada a 9 años de cárcel

De acuerdo con la autopsia, Debbie falleció por hambre y negligencia, pesando únicamente 4.5 kilos

MUNDO

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Créditos: Foto: Especial

Hay malos hijos, malos padres y también madres que no aman a sus hijos. Esta última realidad, es quizá, la que más suele llamarnos la atención, ya que de alguna manera asociamos la maternidad a la ternura que arropa el amor incondicional que se supone, por naturaleza, las madres tienen hacia sus retoños.

Desafortunadamente, este no fue el caso de Debbie Leitch, una joven de 24 años con síndrome de Down, a quien su madre, Elaine Clarke, de 49 años, dejó morir en las peores condiciones. 

Lo anterior ocurrió en Blackpool, ciudad ubicada en el condado de Lancashire, Reino Unido.

De acuerdo con la autopsia, Debbie falleció por hambre y negligencia, pesando únicamente 10 libras, equivalentes a 4.5 kilos. Además, tenía una infección de sarna en gran parte de su piel. Los médicos creen que la joven llevaba 36 horas muerta antes de que su madre llamara a los paramédicos.

Cabe mencionar que a pesar de que el cuerpo se encontró en el 2019,  los detalles de la muerte de la pequeña fueron revelados durante este día, cuando la madre fue sentenciada a nueve años y siete meses de prisión, tras admitir que cometió un homicidio por negligencia grave.

De acuerdo con la jueza, Clarke abandonó a Debbie para que “muriera con dolor, sin alimento y en el entorno más horrible”.

A pesar de todo ello, Debbie amaba a su madre. La joven incluso tenía novio y asistió a la universidad, pero Clarke comenzó a descuidarla, manteniéndola encerrada en un dormitorio sucio, lleno de heces, restos de alimentos, gusanos vivos y ácaros.

Muerte terrible 

La sobrina de Debbie, Sammy Mugridge, visitó a Debbie en su habitación poco antes de morir, quien recuerda el olor en el cuarto: “solo puedo describirlo como el hedor de la muerte”. Además, declaró que Debbie estaba muy delgada y su piel parecía “carne viva”.

La familia estaba preocupada por la situación y amenazó a la madre con denunciar si no hacía algo al respecto; sin embargo, lo único que hizo Clarke fue darle un doloroso baño y mentir tras afirmar que ya la estaba cuidando.

Según los informes, los pantalones de Debbie tenían ácaros, y cuando los médicos le cortaron la ropa, le arrancaron la piel que se había adherido a la tela. La infección de la piel había provocado que se le cayera el cabello.

De acuerdo con los vecinos, se podían escuchar los llantos de la joven por su madre en los días previos a su muerte. Los trabajadores sociales realizaron visitas, pero la acusada no acudió a las citas; sorprendentemente el caso se cerró.

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