INTELIGENCIA

¿Por qué las personas inteligentes no son felices? Esto dice la ciencia

La búsqueda de la inteligencia ha sido una constante a lo largo de la historia.

MUNDO

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Foto: AFP

A pesar de las ventajas que tiene ser más inteligente que los demás, la realidad es que poseer un coeficiente intelectual alto no está relacionado directamente con tomar mejores decisiones, de hecho, muchas veces puede ser todo lo contrario. 

La búsqueda de la inteligencia ha sido una constante a lo largo de la historia, pero , ¿qué pasaría si esa búsqueda ha sido en vano? 

Los primeros pasos por identificar a los más inteligentes de entre nosotros se dieron hace casi un siglo, cuando una prueba de coeficiente intelectual (CI) empezó a ganar popularidad. 

En 1926 el psicólogo Lewis Termin decidió usar esta prueba para estudiar a un grupo de niños superdotados, muchos con más de 170 de CI, que fueron conocidos como los Termitas

Como era de esperarse, muchos de los niños que participaron en el experimento alcanzaron la fama y fortuna a lo largo de sus vidas, pero otros eligieron profesiones mucho más humildes, como policía, marinero o mecanógrafos

Además, la felicidad tampoco estaba garantizada para los más inteligentes

Los niveles de divorcio, alcoholismo o suicidio eran igual que los de las personas normales. 

La conclusión que se pudo sacar en referencia a los Termitas es que, mirando el lado positivo, un gran intelecto no implica ninguna diferencia a la hora de medir la felicidad, y mirando de manera negativa, puede significar una menor satisfacción con la vida

Entonces ¿Por qué los beneficios de un coeficiente superior no se amortizan a largo plazo? 

Carga pesada

Una de las posibles respuestas es que el mismo conocimiento de tu propio talento se puede convertir en una carga a la que estar atado. 

Durante los años 90 se les preguntó a los Termitas cual era la conclusión sobre su vida, a lo que muchos respondieron tener la sensación de no haber cumplido con las expectativas que tuvieron de jóvenes. 

Otra queja recurrente es que los niños superdotados parecen ser más conscientes de los problemas en el mundo. 

Mientras que la mayor parte de las personas no sufren demasiado de la angustia existencial, la gente más inteligente se preocupa por la condición humana o se angustia con la estupidez de los demás

La preocupación constante puede ser, además, un signo de inteligencia. 

Algunos estudios han demostrado que aquellos que poseen un alto coeficiente intelectual se preocupan más y sufren mayores niveles de ansiedad a lo largo del día. 

Pero la ansiedad no proviene de plantearse las grandes preguntas existenciales, sino de preocupaciones mundanas que los más inteligentes tienden a replantearse una y otra vez. 

Puntos ciegos

La realidad es que una mayor inteligencia no se equipara con una mayor capacidad para tomar mejores decisiones; de hecho puede ser todo lo contrario. 

Keith Stanovich, de la Universidad de Toronto, se ha pasado la última década haciendo pruebas de racionalidad, y ha descubierto que la capacidad de tomar decisiones de forma correcta no está relacionada con la capacidad intelectual

La gente con alto coeficiente intelectual tiende a tener un "punto ciego de la parcialidad", lo que provoca una incapacidad para ver sus propios defectos, lo que los lleva a guiarse más por sus instintos. 

Stanovich cree que la parcialidad se puede observar en todos los estratos sociales. 

"En la sociedad hay mucha gente haciendo cosas irracionales a pesar de poseer un nivel de inteligencia más adecuado", afirma. 

Por su parte, Igor Grossman, de la Universidad de Waterloo en Canadá, afirma que tenemos que recuperar un viejo concepto: el de sabiduría. 

Sabiduría

La idea planteada por Grossman tiene una mayor base científica de lo que pueda parecer un primer momento. 

"Si uno se fija en la definición de sabiduría, mucha gente coincide en que es la capacidad para tomar decisiones de una forma imparcial", afirma el científico. 

En uno de sus estudios, Grossman comprobó que en cuanto a pruebas de sabiduría, quienes obtenían mejores resultados tenían una mayor satisfacción con la vida, mejor calidad en sus relaciones y menores niveles de ansiedad. 

Una mayor capacidad de razonamiento incluso parece llevar a vivir más. 

Asimismo, Grossman descubrió que todas estas cualidades no tenían relación alguna con el CI

"La gente muy inteligente suele generar, muy rápidamente, argumentos aportando sus razonamientos, pero suelen hacerlo de una forma muy parcial", asegura. 

De todas formas parece ser que la sabiduría no está tan determinada, independientemente de coeficiente intelectual

Cuanto más inteligente, más solitario

Una investigación publicada en el British Journal of Psychology, sugiere que entre más inteligente sea una persona, más solitaria es. 

Los psicólogos evolucionistas Satoshi Kanazawa y Norman Li llevaron a cabo una encuesta a cerca de 15 mil 197 personas de entre 18 y 28 años de edad para conocer la relación entre la satisfacción con la vida, la inteligencia y la salud.

De dicho estudio, concluyeron que las personas que viven en áreas más densamente pobladas tienden a reportar menos satisfacción en su vida general. Es decir, cuanto mayor es la densidad de población del entorno, menos felices son. También que cuantas más interacciones sociales tiene una persona con amigos cercanos, mayor es su felicidad autoinformada, pero hubo una gran excepción con las personas más inteligentes, quienes en dichas correlaciones se redujeron o incluso se invirtieron. Es decir que cuando las personas inteligentes pasan más tiempo con sus amigos, son menos felices

Los autores comparan estos hallazgos con la "teoría de la felicidad de la sabana", aclarando cuán diferente es nuestro mundo al de nuestros antepasados ??de la era del Pleistoceno.

¿De qué se trata?

La teoría de la felicidad de la sabana es la idea de que la satisfacción con la vida no solo está determinada por lo que está sucediendo en el presente, sino que también está influenciada por las formas en que nuestros antepasados reaccionaban en el pasado. Básicamente que las cosas que hacían felices a nuestros ancestros de la sabana africana —como vivir en entornos rurales cerca de tribus cazadoras y recolectoras— nos siguen haciendo felices en la actualidad.

La psicología evolutiva sostiene que, al igual que cualquier otro órgano, el cerebro humano ha sido diseñado y adaptado a las condiciones de un entorno ancestral. Por lo tanto, nuestros cerebros pueden tener problemas para comprender y lidiar con situaciones que son exclusivas del presente, por lo que las relaciones son diferentes. 

Los factores que más difieren entre la vida ancestral y la moderna son la densidad de población y la frecuencia con la que los humanos socializan con amigos. La mayoría de las personas están rodeadas de más personas y pasan más tiempo con amigos que nuestros antepasados. Pero no los excepcionalmente inteligentes.

"En general, es más probable que las personas más inteligentes tengan preferencias y valores 'antinaturales' que nuestros antepasados ??no tenían", explicaban los autores.

La soledad y la inteligencia

Se cree que la inteligencia ha evolucionado como un mecanismo psicológico para resolver problemas novedosos para nuestros antepasados, el contacto frecuente con amigos y aliados fue una necesidad que les permitió sobrevivir y reproducirse.

Sin embargo, ser muy inteligente significaba que era más probable que un individuo pudiera resolver problemas sin la ayuda de otra persona, lo que a su vez disminuía la importancia de sus amistades

Los resultados también revelan que las personas más inteligentes eran menos propensas a sentir que se beneficiaban de las amistades.

 

 

 

 

con información de BBC y medios 

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