Un nuevo estudio demostró que las mujeres embarazadas que se han contagiado de COVID-19 pueden tener más probabilidades de presentar partos prematuros, así como niños con mayor riesgo de problemas respiratorios.
De acuerdo con un comunicado publicado en el Instituto Karolinska, de Suecia, la investigación se llevó a cabo en conjunto con el Instituto de Salud Pública del país, y analizó los resultados de más de 90,000 bebés que nacieron ahí durante la pandemia.
Los datos demostraron que, aunque es muy pequeño, sí existe un mayor riesgo de morbilidad tanto para los bebés como para las mamás. De igual forma, afirman que es posible que tengan más problemas respiratorios que el resto de los recién nacidos, pero no de presentar neumonía.
“Los resultados muestran un nivel de morbilidad ligeramente más alto en los recién nacidos cuyas madres dieron positivo al SARS-CoV-2, incluido un mayor riesgo de trastornos respiratorios, que se debieron en gran parte al mayor número de partos prematuros en este grupo. No se pudo observar una correlación directa entre la infección materna y la infección respiratoria neonatal o neumonía”.
¿Por qué corren más riesgo los bebés?
Por su parte, otro estudio realizado en Estados Unidos, por universidades de Texas, detalló que esta posibilidad de que los pequeños nazcan antes de tiempo no es del todo ocasionada por la infección.
Mary Healy, autora principal de la investigación que se publicó en el journal JAMA, aseguró que, basada en las observaciones que se dieron entre las embarazadas que se analizaron, en Texas, se determinó que “igual que otras enfermedades respiratorias, como la influenza, las mujeres embarazadas y sus bebés tienen un riesgo único de enfermedad grave y mal pronóstico”.
La razón de esto es que el cuerpo de la mujer ya se ve afectado por el crecimiento del feto, y el coronavirus lo hace tener que esforzar todos sus sistemas todavía más.
“Ciertamente, los cambios fisiológicos asociados con el embarazo, como el aumento de la frecuencia cardíaca y el consumo de oxígeno, la disminución de la capacidad pulmonar (que se exagera a medida que avanza el embarazo) y un mayor riesgo de eventos tromboembólicos tienen un papel, especialmente en una enfermedad en la que se describe la hipercoagulabilidad. Estos cambios afectan la morbilidad materna y la función e integridad de la placenta, con un riesgo adicional inevitable para el feto y el recién nacido”.