Constantemente leemos que hay asteroides que se acercan peligrosamente a la Tierra y de inmediato nos preguntamos si en caso de un posible choque nuestro planeta podría estar en riesgo de desaparecer. Aunque son los menos, la NASA cree que no deberíamos estar tan angustiados por los cuerpos celestes de gran tamaño, sino de los que aún no han sido detectados por los telescopios.
De acuerdo con la NASA, hay unos 17 mil asteroides de 140 metros de ancho (en promedio) que no han sido ubicados y que sí podrían representar un problema en caso de chocar contra la Tierra. En el caso de los asteroides de gran tamaño, es decir, los que tienen más de un kilómetro de ancho o más, afortunadamente ya han sido identificados con precisión.
Megan Bruck Syal, investigadora de defensa planetaria del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, dijo en entrevista con The New York Times que la atención de la comunidad científica está más bien puesta sobre esas rocas de menor tamaño, las cuales abundan en el espacio y que en cualquier momento podrían salir de la nada y ya estar peligrosamente cerca de la Tierra.
Y es que estos asteroides relativamente pequeños a veces no son detectados y cuando los identifican ya representan un peligro, dijo la científica. Prueba de ello fue el meteorito de 60 metros de ancho que cayó en un bosque de Siberia y cuya onda expansiva destruyó más de 2 mil kilómetros cuadrados de área verde.
¿Cómo evitar que un meteorito pequeño dañe la Tierra?
Bruck Syal explicó al medio estadounidense que debido a la preocupación por los asteroides que no han sido detectados, científicos hicieron una simulación en la que un coloso de 100 metros se acercaba a la Tierra y la solución para evitar el choque, fue desviarlo impactándolo con un dispositivo nuclear.
Este plan fue publicado recientemente en The Planetary Science Journal y en el se explica que la idea es que una pequeña nave espacial sin tripulación embista al asteroide para fragmentar al menos 99.9 pro ciento del total de su masa; entonces, los pedazos del asteroide serían dispersados lejos de la Tierra. Será el próximo año cuando la NASA lleve a cabo en la realidad este proyecto de desviación mediante la misión espacial Prueba de Redireccionamiento del Asteroide Doble (DART, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, esta explosión nueclar únicamente funcionaría con asteroides relativamente pequeños y que fueron detectados con al menos dos meses de distancia para el posible choque, ya que si la nave llegase a impactar con uno de gran tamaño, al momento de fragmentarse, los restos del cuerpo celeste podrían ser lo suficientemente grandes para entonces sí impactar contra nuestro planeta.
Aunque esta desviación tendría que ser el último recurso para evitar el choque de un asteroide contra la Tierra, los científicos creen que de no haber opción, tendrían que llevar a cabo la explosión nuclear. Esta idea sonaría descabellada, pero ya en su momento el magnate Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, ya había dicho que era necesario construir cohetes de gran tamaño para impactarlos contra las rocas que amenazan la vida terrestre.
Con información de The Planetary Science Journal y The New York Times
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