'DONALD ES EL PROBLEMA': GRICHA RAETHER, REPRESENTANTE DEL PARTIDO DEMÓCRATA EN MÉXICO
Estamos a escasas horas de lo que será la elección más importante de Estados Unidos. Para los demócratas, la presidencia de Donald Trump ha representado un error en el pasado al subestimar el enojo, desprecio, odio, miedo y fobia de un sector particular de la población, aquellos que justamente votaron por Trump.
Esto ha llevado a una seria pérdida de liderazgo global en temas tan importantes como derechos humanos, protección de minorías tanto raciales como en temas de preferencia sexual, defensa de los derechos de la mujer, energía limpia, hasta incluir seguridad, comercio y cambio climático.
Es importante notar que este grupo, aunque se autodenominan republicanos, pues en algunos aspectos es el partido político que más se asemeja a su forma de pensar, realmente representan el lado extremista del sector conservador. Tanto así es este el caso, que ningún expresidente o excandidato a la Presidencia por el Partido Republicano se ha pronunciado a favor de Trump.
A esto podemos agregar un grupo de 600 republicanos y 73 exoficiales de fuerzas de seguridad e inteligencia americanos, todos ellos republicanos de renombre, que han expresado públicamente su intención de no sólo no votar por Trump, sino que además votarán por Biden. Esto explicando que Trump sería "peligrosamente incompetente para servir otros cuatro años de mandato".
Desde hace meses, todas las encuestas e indicadores muestran una ventaja significativa para el candidato demócrata Joseph Biden, quien encabeza no sólo los indicadores de voto popular, sino además lleva más de cuatro puntos de ventaja en casi todos los estados considerados "bisagra". Estos estados, los que finalmente determinan al ganador de la elección y por ende, donde los candidatos enfocan la mayoría de sus esfuerzos de campaña.
La sorpresa en esta elección es que estados que tradicionalmente votan por el partido rojo están en posibilidad de convertirse en azules, lo que podría resultar en que no sólo los demócratas logren ganar el Senado y la casa de representantes, sino que garantiza una rotunda y aplastante victoria en el Colegio Electoral. Pero, a pesar de todas las estadísticas, los demócratas saben que no se deben confiar como lo hicieron hace cuatro años, cuando Hillary perdió la elección a pesar de haber ganado el voto popular.
Un elemento determinante en este ciclo electoral es el voto de los méxico-americanos en EU y México, quienes no olvidarán que Trump llamó a la mayoría de los migrantes: violadores, narcotraficantes y delincuentes, donde algunos pocos seguramente serían buenas personas. Estas familias tampoco olvidarán que el mal manejo de la pandemia por parte de la administración de Trump ha resultado no sólo en una catástrofe económica sin precedentes, sino en más de 225 mil muertos y millones de infectados, las minorías han sido de las más afectadas.
Un tema recurrente es la preocupación de que, si Biden gana por un margen pequeño de votos del Colegio Electoral, ya sea en el conteo total o en algunos estados donde la diferencia sean unos cuantos puntos porcentuales, lo más probable es que los republicanos lo condenen como fraude por los votos por correo. Esto, con el claro propósito de dejar la decisión a la Suprema Corte de Justicia, la cual seguramente daría el gane a Trump, dada su aplastante mayoría conservadora. Otro escenario que preocupa es que, si Biden gana por una amplia mayoría, los grupos extremistas blancos salgan a las calles con sus armas largas de asalto, automáticas y lleven a que esta sea la primera transición de poder no pacífica.
Esta elección definirá mucho más que quién será el Presidente durante los próximos 4 años. Definirá además la esencia de EU como nación y como pueblo; si desea regresar a ser el país que detiene y limita a regímenes dictatoriales y autócratas en el mundo, como lo son Putin de Rusia y Kim Jong-Un de Corea del Norte, personas muy allegadas al actual inquilino de la Casa Blanca. Esta elección afectará el balance de poder y liderazgo en todo el mundo.
'TRUMP ES LO MEJOR PARA MÉXICO':
LARRY RUBIN, REPRESENTANTE DEL PARTIDO REPUBLICANO EN MÉXICO
El 3 de noviembre está cada vez más cerca y, con él, llegarán las elecciones de Estados Unidos y, aunque las casas encuestadoras no cesan de sacar a la luz sus porcentajes y vaticinar quién será el ganador, lo cierto es que, los más de 120 millones de votos, incluyendo–por supuesto– los votos por correo, decidirán quién será el próximo mandatario.
Desde México, y lo digo con seguridad, el panorama es por demás alentador, sobre todo con el presidente Donald Trump a la cabeza. Y es que desde mi perspectiva, que Trump gane las elecciones es lo mejor que le puede pasar a los mexicanos; primero, simple y sencillamente, por la continuidad de la relación y la diplomacia establecida entre ambos territorios, máxime a partir de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Casa Blanca; y luego, claramente, por el rotundo fortalecimiento que se le dará al Tratado México-EU y Canadá (T-MEC), que tanto a unos y a otros, de cualquier lado de la frontera, costó acordar, ponerlo de una vez sobre la mesa y, finalmente, signarlo como quienes firman una verdadera pipa de la paz que, además, trae consigo gratos beneficios para los países en cuestión y, debo decirlo, sobre todo para el territorio mexicano. Siempre menciono con orgullo este tema porque me parece uno de los grandes aciertos del presidente Trump que inciden positiva y fehacientemente en el devenir de México.
Simplemente, la reforma laboral aprobada por Andrés Manuel López Obrador como parte del compromiso, otorga no sólo un mejor salario mínimo, sino también una mayor protección de los trabajadores y sus sindicatos y, a la vez, posibilita una independencia laboral y, un desarrollo económico paulatino. El simple hecho de que el Presidente de Estados Unidos renegociara el Tratado para lograr un beneficio para todos fue ya, de entrada, un precedente de una lista de acuerdos bilaterales que se pueden dar –y se darán– para que verdaderamente México y Estados Unidos consigan una sólida dinámica de colaboración donde todos, estadounidenses o mexicanos, nos veamos favorecidos.
Y ya que hablamos de beneficios, no es ningún secreto que el presidente Trump va con todo contra el narcotráfico y el crimen organizado. Eso, por supuesto, también repercute positivamente en México.
Se tratará entonces, de verdad, de un trabajo coordinado que ofrezca seguridad, mejor calidad de vida para las familias y, sin duda, en menores índices de violencia que derivaría en una estabilidad para los inversionistas extranjeros. Es, pues, una realidad de "ganar, ganar".
Es claro que este 3 de noviembre no sólo se define el futuro de Estados Unidos para los próximos cuatro años, no por nada, hoy más que nunca, todos los países, hasta el más lejano, tiene puesta su atención en estas elecciones. Y es que, a pesar de lo que opinan sus detractores, Donald Trump llegó a darle fuerza y dinamismo a la economía de Estados Unidos y su administración ha sido de logros sustanciales que favorecen a todos, desde al más poderoso empresario hasta la persona de más escasos recursos.
Hoy, a pesar de la pandemia, el territorio norteamericano está firme y listo para las elecciones de mañana y eso sólo es posible porque uno de los candidatos es precisamente el Presidente que ha sabido llevar sus compromisos de campaña a los hechos, un Donald Trump que ya no es incierto para una parte del electorado, un Presidente que ya se conoce como líder y que ya desde México también lo hemos visto.
Yo, por lo pronto, mientras se llega el día, voto por cada vez más alianzas que repercutan no solamente en la economía y el desarrollo de los dos países, sino que continúe dando beneficios a las personas trabajadoras en su día a día.
Voto porque el diálogo y los acuerdos perduren, por lo menos, otros cuatro años más. Esa es la realidad y hacia allá vamos en los próximos días.
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