Se conoce como cálculo renal a una acumulación de minerales en el sistema urinario que termina formando una estructura sólida. El cálculo renal, también conocido como litiasis renal o coloquialmente llamado piedra en los riñones, suele formarse por la acumulación de calcio, en la mayoría de los casos, aunque existen otros minerales que también participan en su desarrollo.
La Dra. Amaya Caviedes Aramburu, especialista en medicina interna y nefrología del Centro Médico ABC, señala que los cálculos renales se presentan principalmente debido al tipo de dieta que se sigue, aunque se tiene la creencia que era por una mala hidratación, la realidad es que tiene más que ver con los niveles de sodio que se consumen.
Tipos de cálculos renales
Existen diferentes tipos de cálculos renales, en función a su composición química:
- Cálculos de oxalato de calcio: son los más comunes y se forman cuando hay exceso de oxalato de calcio en la orina. Factores como la ingesta excesiva de alimentos ricos en oxalato pueden contribuir a su formación.
- Cálculos de ácido úrico: se presentan con mayor frecuencia en personas con dietas ricas en proteínas animales o aquellas personas con alguna alteración metabólica que favorezca su desarrollo.
- Cálculos de estruvita: también conocidos como cálculos infecciosos, se forman en respuesta a infecciones urinarias recurrentes.
- Cálculos de cistina: son menos comunes y se relacionan con un trastorno hereditario llamado cistinuria, en donde la cistina se acumula en la orina y forma cristales, esta condición se presenta más en niños.
También es posible que existan casos en donde los cálculos pueden contener combinaciones de diferentes minerales, lo que puede complicar su identificación y tratamiento.
Aunque cualquier persona puede llegar a desarrollar cálculos renales, existen algunos factores que favorecen su aparición, como:
- Antecedentes familiares de litiasis renal, una condición denominada como hipercalciuria familiar idiopática.
- Dieta alta en sodio y baja en líquidos, mientras que los niveles de sodio óptimo en la dieta son de cuatro gramos al día, en México estos niveles suelen llegar a los 11 gramos, lo que favorece en gran medida el desarrollo de estas piedras.
- Sedentarismo u obesidad.
- Enfermedades metabólicas que afectan la absorción y excreción de minerales.
¿Cómo saber si tienes un cálculo renal?
Aunque los cálculos en las vías urinarias se pueden manifestar con diversos síntomas, en función a su tamaño y ubicación; el síntoma más característico es el dolor, señala la Dra. Caviedes. El dolor por este tipo de problemas suele ser de gran intensidad, puede iniciar en la zona lumbar e irse movimiento hacia el abdomen o a la pierna, esto cambia debido a que el mismo cálculo se está moviendo en el interior del sistema urinario.
Otro síntoma es la presencia de sangre en la orina, condición que se conoce como hematuria. Pero algo importante que debemos conocer es que, en muchos casos, la presencia de sangre no es perceptible a simple vista y solamente con un análisis de orina en laboratorio se puede diagnosticar.
Además, es posible que los pacientes experimenten molestias al orinar como ardor o dolor, así como una mayor frecuencia en la necesidad de orinar.
En menor medida, es posible que los cálculos causen infecciones urinarias, lo que se manifiesta con fiebre, escalofríos o malestar general.
Una condición que pasa con muy poca frecuencia, pero aún así es importante conocer, es que, si el cálculo es de un tamaño considerable, puede bloquear completamente el flujo de la orina, lo que resulta en insuficiencia renal, condición que es considerada una urgencia médica. Lo bueno de esta situación es que, una vez que se trate el cálculo, esta secuela desaparecerá.
Llega al diagnóstico y tratamiento adecuado
En caso de que percibas este tipo de dolor, es importante buscar atención médica. De primera instancia puede ser con cualquier médico, ya sea un médico general o médico internista, así como con un urólogo o un nefrólogo.
Quienes para llegar al diagnóstico solicitarán dos estudios, por un lado, está el uroanálisis o análisis de orina para identificar especialmente la presencia o no de sangre y el principal estudio es la tomografía. Este último estudio, a diferencia del ultrasonido, donde únicamente se visualiza el riñón, permite revisar la totalidad de las vías urinarias, lo que es importante porque el cálculo puede estar en cualquier parte de ellas.
Una vez que se ha llegado al diagnóstico de la presencia de un cálculo renal, se deberá continuar con alguno de los tratamientos para cálculos renales, el cual variará principalmente en función a su tamaño físico.
La norma general es que aquellos cálculos menores a cinco milímetros no requieren intervención invasiva y en muchos casos se resuelve de manera conservadora, lo que puede incluir:
- Aumento en la ingesta de líquidos: que tiene como objetivo ayudar a expulsar el cálculo por la orina.
- Analgésicos: para tratar el dolor intenso que pueden desencadenar.
- Monitoreo: en casos donde el cálculo no presente complicaciones, puede requerirse de observación únicamente.
- Cambios en la dieta: dependiendo del tipo de cálculo, se pueden recomendar ajustes dietéticos como reducir el consumo de alimentos ricos en oxalatos o aumentar el consumo de citratos, por ejemplo.
- Opciones invasivas: a pesar del tamaño pequeño, si el cálculo no es expulsado o el dolor se ha vuelto más intenso, se pueden considerar opciones más invasivas.
Mientras que, para los cálculos mayores a los cinco milímetros, la probabilidad de que el paciente arroje el cálculo por la orina es mínimo y aquí es necesario realizar otras intervenciones.
La más frecuente es la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC), esta opción es de las más comunes y permite romper cálculos grandes mediante el uso de ondas de choque desde fuera del cuerpo. Este procedimiento fragmenta el cálculo en piezas más pequeñas, lo que ayuda a que sean eliminadas más fácilmente a través de la orina.
Para casos más complejos o donde la litotricia no puede ser empleada, existen procedimientos como la nefrolitotomía percutánea, la ureteroscopia y litotricia láser o hasta la cirugía abierta, aunque estas opciones son utilizadas en casos muy específicos.
Lo verdaderamente importante, más allá del cálculo renal
Aunque es posible que la aparición de un cálculo renal sea una situación única, la realidad es que entre el 80 al 90% de los pacientes tendrán una o más incidencias, comenta la Dra. Caviedes. Ante esto, es crucial que no solamente se busque expulsar el cálculo actual, sino que también hay que identificar la causa subyacente para que este se haya producido.
Una persona que no sigue las indicaciones del médico, así como los cambios en el estilo de vida pertinentes, puede llegar a presentar litiasis hasta en cinco ocasiones al año, por citar un ejemplo. Mientras que alguien que ha realizado los cambios pertinentes y seguido las indicaciones del médico puede incluso no volver a tener cuadros de litiasis.
Para lograr esto, se debe de buscar apoyo con un médico nefrólogo, quien estudiará al paciente, en momentos donde no tenga piedras, para conocer los niveles normales de compuestos en la orina, incluyendo el calcio, sodio, potasio, oxalato, fósforo, entre otros; esto se logra con un análisis de orina de 24 horas.
Una vez que se ha descubierto la causa primaria, se podrá brindar atención personalizada para disminuir el riesgo de desarrollar futuras piedras en los riñones.
La Dra. Caviedes comenta que algo muy importante es que las personas mejoren su cultura con respecto a los cálculos renales, debido a que solemos únicamente buscar atención en momentos donde ya se han desarrollado y están ocasionando problemas, pero lo verdaderamente importante es conocer su origen y buscar evitar que vuelvan a aparecer.
En el área de Medicina Interna del Centro Médico ABC contamos con el equipo necesario para atender los problemas desarrollados por los cálculos renales, así como brindar la atención necesaria para evitar que esta condición se siga desarrollando.
VVM