Parece lógico, pero no siempre lo tenemos en mente: además de una buena alimentación, ejercicio y cierta estabilidad emocional, necesitamos luz solar. Está comprobado que la falta de ella puede ocasionar algunos problemas de salud.
Uno de los más recurrentes es la llamada depresión estacional o, por su nombre oficial, trastorno afectivo estacional (TAE). Es relativamente común en lugares donde, debido a los cambios de estación, la exposición a los rayos del sol es menor.
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“El trastorno afectivo estacional, comúnmente conocido como depresión de fin de año, es un tipo de depresión que generalmente ocurre durante los meses de otoño e invierno, cuando las horas de luz son más cortas.
“Sus síntomas pueden ser muy similares a los de la depresión general e incluyen mal humor persistente, pérdida de interés en actividades que antes una persona disfrutaba, cambios en el apetito o el peso, alteraciones del sueño, sentimientos de desesperanza o culpa y, a veces, pensamientos de autolesión o suicidio”, explica Amit Shah, médico de la Clínica Mayo, en entrevista exclusiva.
¿La depresión y el TAE son lo mismo?
El experto señala que, aunque en algunos cuadros de depresión pueden existir algunos rasgos de estacionalidad, el trastorno afectivo estacional tiene un componente distintivo: tiene qué ver con la luz. De hecho, muchos de sus síntomas desaparecen durante las estaciones cálidas y con buen sol, como la primavera y el verano.
“Se caracteriza particularmente por su patrón estacional, y los síntomas generalmente desaparecen en primavera y verano. Se cree que el TAE es causado por cambios en los ritmos circadianos debido a cambios estacionales en la duración de la luz del día.
“Las señales de advertencia del trastorno afectivo estacional incluyen un cambio notable en el estado de ánimo y el comportamiento a medida que cambian las estaciones, particularmente una disminución de la energía y la motivación durante los meses de otoño e invierno”, añade.
La depresión, por el contrario, es un padecimiento mental constante, cuyos síntomas no desaparecen en función de la cantidad de luz solar a la que se está expuesto, por lo que su tratamiento es distinto.
Me siento triste en Navidad, ¿tengo depresión?
No siempre sentirse triste o indispuesto es sinónimo de depresión, especialmente en las etapas festivas de fin de año, cuando existe la presión social de sentirse “contento” para poder encajar en las celebraciones.
De hecho, el doctor Shah señala que existe un padecimiento distinto a la depresión o el trastorno afectivo emocional, el cual afecta específicamente en esta época a cierta gente por distintas razones.
“A veces las personas no tienen TAE, sino más bien ‘tristeza navideña’, que pueden ser síntomas similares durante la temporada navideña, especialmente aquellos que sienten soledad o aislamiento social o que han perdido a seres queridos.
“Las vacaciones pueden provocar dolor por no tener a sus seres queridos presentes por más tiempo. La tristeza navideña suele ser más breve que la del TAE y se resuelve después de que pasan las fiestas”, aclara.
¿Cómo ayudar a alguien que padece TAE?
Si notas que tú o tus seres queridos tienen un cambio muy marcado en su comportamiento durante estas temporadas del año, debes considerar consultar a un especialista de la salud para evaluar los síntomas.
“Ayudar a alguien con trastorno afectivo estacional implica animarle a buscar ayuda profesional, ofrecerle apoyo emocional y promover cambios en el estilo de vida que puedan aliviar los síntomas.
“La fototerapia, que implica el uso de una caja de luz especial que imita la brillante luz natural del exterior puede ser eficaz. También puede ser útil un reloj despertador o una caja de luz con simulación de amanecer”, aconseja Shah.
Mantener una rutina de alimentación y ejercicio óptima, intentar pasear a la luz del sol y evitar el aumento de peso. Sobre todo, es vital tener mucha paciencia con las personas que sufren este padecimiento.
