De acuerdo con el budismo, todas las personas deseamos ser felices, independientemente de la religión que profesemos; sin embargo, uno de los grandes obstáculos mentales para lograrlo es el apego, que perturbará nuestra paz y será el causante de emociones displacenteras como el odio, el egoísmo, los celos, el orgullo, entre otras.
Por ello, sugiere aprender a identificar los estados mentales que nos producen bienestar y los que nos causan sufrimiento. Para los budistas, en el primer caso, se trataría de mentes virtuosas, en el segundo, de engaños o perturbaciones mentales que impiden nuestra paz interior.
Por ejemplo, cuando permitimos que el apego se apodere de nuestra mente es muy posible que veamos en el objeto deseado (pareja o bienes materiales) como nuestra fuente de felicidad e intrínsecamente bueno, ya que le estamos atribuyendo cualidades deseables, lo estamos idealizando, empero esto nos generará sufrimiento o frustración a mediano o largo plazos, cuando nos demos cuenta que se trata de un engaño, de una versión distorsionada de la realidad, a la que hemos proyectado nuestras carencias emocionales.
Para el budismo, los objetos no existen en sí mismos o por sí mismos; es decir, dependen del modo en que son percibidos por nosotros y eso es lo que causa sufrimiento en nuestras vidas. A continuación te compartimos tres claves budistas para evitar caer en espejismos en tus relaciones y evitar que se perturbe tu paz interior.
1. Estimar a los demás
En el libro Ocho pasos hacia la felicidad. El modo budista de amar, se propone que abandonemos la estimación propia y estimemos a los demás para alcanzar la paz verdadera, para lograr esto es importante despojarnos de nuestras creencias en las que damos importancia a las personas según la forma en que nos afectan; es decir, para los budistas no basta con estimar a las personas cercanas a nuestra vida, familiares o amigos, sino a todos los seres sintientes.
Así, al considerar a todos los seres por igual, tendremos buenas intenciones hacia ellos espontáneamente. Esto se puede lograr con la meditación, ejercitando nuestra mente día a día, despojándonos de antiguas creencias.Sentimos celos porque no soportamos que otros puedan ser felices, pero si realmente amamos a una persona ¿por qué no debería lastimarnos? o ¿por qué desearíamos afectarlos? Al actuar con amor, nuestras relaciones serán más satisfactorias.
2. Reconocer nuestros defectos
Para poder estimar realmente a los demás es importante dejar de enfocarnos de manera obsesiva en nosotros mismos, algo que se ha difundido mucho en la cultura occidental. Ese aferramiento al yo dificulta ver nuestros errores o defectos, y vamos culpando a los demás por nuestro sufrimiento o por las situaciones que nos rodean. Si tenemos problemas con otros, solemos responsabilizarlos de ello, nos cuesta admitir que también hemos contribuido a esa situación.
Insistimos en que son los otros los que deben cambiar, asumimos una actitud crítica hacia ellos, vamos buscando sus defectos, pero no hacemos eso con nosotros mismos, y terminamos siendo injustos, en vez de analizar las situaciones y nuestro comportamiento con humildad.
3. La compasión
Cuando hayamos ejercitado nuestra capacidad para estimar a los demás y reconocer nuestros propios errores y defectos, podemos generar verdadera compasión por los otros. Es una emoción que solemos experimentar hacia personas o animales cercanos a nosotros cuando enfrentan alguna situación difícil o dolorosa; sin embargo, para el budismo, la compasión debe ser hacia todos los seres sintientes sin excepción.
La mente compasiva universal intentará ayudar a todos aquellos que lo necesiten siempre que sea posible y no solo a familiares o amigos. Las personas que han desarrollado su compasión hacia los demás, trabajarán por ellos, y eliminarán la autocomplacencia, para evitar el surgimiento de perturbaciones mentales.
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