Los gatitos siempre serán una buena mascota para hacernos compañía, incluso se ha comprobado que tienen ciertas ventajas terapéuticas con sus ronroneos.
De igual forma, hay algunos felinos que crecieron en la calle y se convierten en parte del vecindario, pues tienen una función específica y muy importante: control de plagas y roedores.
Sin embargo, no todos los gatitos que se ven en la calle son candidatos para ser adoptados. Hay tres tipos de felinos:
- Los hogareños: son los que están acostumbrados a convivir con los humanos, al grado de que pueden estar en una casa.
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- Los callejeros: pudieron haber crecido entre humanos y después haber sido abandonados en la calle, por lo que toleran la presencia de las personas.
- Los ferales: son descendientes de los gatos callejeros y al no haber tenido contacto con la gente se vuelven más salvajes, por ende, no están acostumbrados a ser acariciados o disfruten de estar encerrados en una casa.
Siempre puedes hacer algo bueno
Sin embargo, los gatos ferales no son una causa perdida, pues no son precisamente totalmente salvajes. Hay factores que pueden ayudar a determinar si este tipo de felinos pueden adaptarse a convivir con las personas. Por ejemplo, su edad, si tienen más de siete semanas y nunca han socializado con humanos, será difícil ser adoptados. También influyen las generaciones, ya que si la madre se acerca a la gente, es posible que el gatito también lo haga.
De acuerdo con asociaciones de protección animal, si detectas que los gatitos son ferales lo mejor que puedes hacer por ellos es dejarles alimento en un lugar seguro, dejos de los humanos y los perros.
También puedes ayudar a que crezca la colonia, ya sea colaborando con los vecinos para esterilizar a los gatitos. Este procedimiento no sólo servirá para evitar más nacimientos, también para evitar enfermedades y peleas entre los felinos.