El mundo del cine mexicano y Hollywood guarda en su historia relatos que, podrían haber sido sacados de un guión pero la realidad es que sobrepasan la realidad. Uno de estas historias es la de Pedro Armendáriz, el actor que conquistó dos industrias cinematográficas y cuya vida, marcada por el éxito y el talento, terminó de manera trágica. Su historia es tanto un recordatorio del precio que a veces se paga por la grandeza como un homenaje a su legado artístico.
Pedro Armendáriz, nacido el 9 de mayo de 1912 en la Ciudad de México, fue una de las figuras más destacadas de la Época de Oro del cine mexicano. Su carisma y su innegable talento lo llevaron a trabajar con los directores más reconocidos de su tiempo, como Emilio “El Indio” Fernández, y a compartir pantalla con leyendas como Dolores del Río y María Félix. Su participación en filmes como “María Candelaria” y “La Perla” no sólo consolidó su carrera, sino que también llevó al cine mexicano a un escenario internacional.
El talento de Armendáriz no se limitó a México. Su transición a Hollywood fue un paso natural para un actor de su calibre. En Estados Unidos, destacó en producciones de alto perfil, entre ellas la película “De Rusia con Amor”, donde interpretó a Kerim Bey, un papel que lo convirtió en el primer mexicano en participar en una entrega de James Bond. Sin embargo, su carrera en Hollywood no solo se limitó a este proyecto; su presencia en el cine internacional fue una muestra de la capacidad de los artistas mexicanos para destacar en cualquier escenario.
La enfermedad que lo llevó al suicidio
A pesar de su éxito, la vida de Armendáriz estuvo marcada por un doloroso desenlace. Aparentemente, todo sucedió durante la filmación de “The Conqueror” en 1955, el equipo de producción estuvo expuesto a radiación debido a pruebas nucleares realizadas en el desierto de Nevada. Años más tarde, muchos miembros del elenco, incluido Armendáriz, desarrollarían cáncer. En su caso, la enfermedad afectó gravemente sus glándulas linfáticas, llevándolo a un deterioro físico que le fue imposible soportar.
La noticia de su diagnóstico fue devastadora. Consciente de que su expectativa de vida era limitada y enfrentando dolores insoportables, Pedro Armendáriz tomó una decisión que conmocionó al mundo del entretenimiento. El 18 de junio de 1963, mientras estaba hospitalizado en Los Ángeles, decidió quitarse la vida con una pistola que había recibido como obsequio del cantante Miguel Aceves Mejía. Este acto, ocurrido en un momento de gran sufrimiento físico y emocional, puso fin a la vida de uno de los actores más icónicos de su generación.
El legado de una leyenda
Pedro Armendáriz dejó tras de sí un legado que trasciende generaciones. Su participación en más de 100 películas lo consolidó como una figura central del cine mexicano y como un puente entre esta industria y Hollywood. Películas como “Flor Silvestre” y “Enamorada” continúan siendo consideradas joyas del cine mundial, y su papel en “De Rusia con Amor” es recordado como un momento clave en la historia de James Bond.
Tras su muerte, los restos de Armendáriz fueron trasladados a México, donde descansan en el Panteón Jardín junto a su esposa e hijo. Su partida no solo dejó un vacío en la industria cinematográfica, sino que también resaltó la importancia de proteger la salud de quienes trabajan en condiciones riesgosas.
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