Hacía milagros

Niño Fidencio, el curandero más buscado que le quitó una terrible enfermedad a un querido presidente de México

El joven Jesús Fidencio Sintora fue reconocido por sanar a las personas de una manera muy particular y con paciencia

Niño Fidencio, el curandero más buscado que le quitó una terrible enfermedad a un querido presidente de México
El Niño Fidencio hacía milagros con sus manos y con otros recursos materiales impensables. Foto: FOTO: Mexicodesconocido

Jesús Fidencio Sintora Constantino, mejor conocido como Niño Fidencio logró lo que ni grupos de doctores pudieron: sanar a las personas, y entre ellas, un presidente de México quien enfrentaba un padecimiento en secreto y que él le pudo ayudar.

El Niño Fidencio fue un hombre al que la gente le atribuyó grandes poderes de sanación en una época donde los servicio de salud en el territorio nacional eran escasos e incluso inexistentes; uno de sus pacientes más escuchados y que trascendió fue el entonces presidente de México Plutarco Elías Calles, quien enfrentaba una enfermedad que se rumoró que era lepra mientras que otros aseguraron que era herpes.

Elías Calles padecía de lepra o herpes. FOTO: historiadores.org

Quién fue el Niño Fidencio que curó a Elías Calles

Cual fuera su padecimiento, lo cierto es que también aquejaba a su hija, por lo que se dispuso a buscar todo tipo de médicos mejor reputados de la época, pero ninguno lograba devolverle la salud y la estabilidad que este hecho deja a las personas; pero alguien le habló del curandero al que la iglesia católica no veía con buenos ojos.

El Niño Fidencio recibió este apodo debido a sus rasgos físicos cuidados como su cuerpo lampiño, voz suave, rasgos de pulcritud y sus particulares maneras de curar a las personas que acudían a él; Elías Calles llegó a bordo del tren El Olivo a la estación Espinazo, una comunidad cercana a Monterrey, Nuevo León donde se encontraba el curandero en 1928.

Plutarco Elías Calles buscó al Niño Fidencio. FOTO: Mexicodesconocido

Cómo curaba a la gente

La forma de curar que tenía este hombre era a través de cirugías indoloras usando vidrios provenientes de botellas rotas, lodo, cantos o sobadas, y otro tipo de remedios para regresarle la salud a sus pacientes; asimismo atendió al presidente de México.

“El niño le untó miel de abeja, lo dejó en un cuarto. El presidente, incrédulo, le dijo que había viajado desde muy lejos como para que solo le pusieran miel. Pero después de unas horas ya estaba curado”, cuenta David, un creyente del Niño Fidencio,  quien ofreció una entrevista para un documental para Vice en 2014. 

 

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