Los casos de secuestros y violaciones son indudablemente desgarradores, sin importar en qué ángulo se cuente la historia. Cada que un suceso de esta índole ocurre, las comunidades entran en un profundo estado de conmoción e indignación. Tal fue el caso de Jennifer Schuett, quien sobrevivió a un cruento atentado contra su vida, y pese a que su situación indicaba que ya había perdido la batalla contra su agresor, la pequeña niña de 8 años logró sobrevivir y resolver su propio caso .
Se necesitaron de 19 años para que se impartiera justicia a Dennis Earl Bradford, quien una noche en la ciudad de Dickinson, Texas se escabulló al cuarto de una pequeña y cometió actos innombrables, los cuales perturbaron permanentemente la calidad de vida de la menor de edad.
La protagonista de esta historia se encontraba en su dormitorio después de que su madre le indicara que tenía que dormir ella sola, ya que el día siguiente tendría que despertarse temprano para trabajar, por lo que después de leer un rato, cayó rendida en su almohada.
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FOTO: Especial
Poco tiempo después un hombre desconocido a la familia de tan solo dos integrantes entró por la ventana y se llevó consigo a su futura víctima.
Al despertar, Dennis le aseguró que él era un policía y le prometió estarla ayudando, lo que prendió las alarmas de desconfianza por parte de Jennifer. Tras correr algunas cuadras por la acera, la subió a su automóvil y trató de calmarla mientras la sostenía en su regazo. Aunque la pequeña sabía que los oficiales de policía eran buenas personas, no pudo evitar en dudar sobre la intenciones de su compañero de viaje, por lo que lo cuestionó con una serie de preguntas.
Sin que las respuestas del conductor surtieran efecto para que sucumbiera en su engaño, la niña de 8 años paulatinamente se percató de su angustiosa situación: había sido secuestrada.
Consciente de que no lograba tranquilizarla, decidió parar el vehículo en la escuela primaria local, en donde le garantizó que su madre llegaría para recogerla. Tras un lapso de espera, Bradford decidió que era hora de irse y arrancó su carro, para posteriormente trasladarla afuera de la ciudad y detenerse en un campo.
Al llegar a este sitio, inició el calvario de la pequeña. Después de violarla brutalmente y cortarle la garganta, la arrastró del tobillo por el césped, en donde atrajo la atención de hormigas rojas, lo que desencadenó una serie de picaduras alrededor de todo su cuerpo. Ante la intensa picazón, despertó y reaccionó inmediatamente con astucia: se hizo la muerta.
Cuando el violador se fue y pasaron las horas, el amanecer soltó sus rayos de luz, momento en el cual unos niños cercanos a la escena del crimen empezaron a jugar. En tanto, Jennifer, moribunda y con un ápice de energía restante, logró levantar su brazo para colocarlo en su cuello, en donde se le humedecieron sus dedos para descubrir que estaba desangrándose.
FOTO: Especial
Los niños descubrieron lo que quedaba de la víctima y se lo hicieron saber a sus papás, quienes lo reportaron a las autoridades.
Un inesperado desenlace
Lo único que mantuvo despierta a Jennifer fueron las constantes picaduras de las hormigas rojas, quienes prendieron las alarmas de su instinto de supervivencia, puesto que de lo contrario habría quedado inconsciente y desangrado hasta la muerte. Los doctores que la atendieron aseguraron que no volvería a poder hablar, pero por alguna razón logró superar las expectativas médicas de todos los expertos y recuperó su voz antes de lo previsto.
Durante su estado de convalecencia la víctima escribía notas para describir a su agresor, lo que derivó en el boceto del rostro perteneciente a Earl Bradford. Sin embargo, la policía de Texas no tenía la suficiente evidencia para poder completar su investigación, por lo que el caso quedó suspendido.
Varios años después el dtective Tim Cromie del departamento de policía se contactó con ella para abordar su caso de la niñez. Los avances de la tecnología en el campo del ADN también fueron un papel fundamental para que el personal policíaco pudiera retomar el caso. Tras una impaciente espera, llegaron los resultados y un nombre al cual rastrear: Denis Earl Bradford.
El individuo contaba con un antecedente de agresión sexual tras atentar contra una mujer en un bar, lo que se tradujo en su registro de ADN en la base de datos nacional. Aunado a ello, el boceto realizado gracias a las descripciones de la víctima coincidían con su foto de licencia de conducir.
Tras arrestar a Denis, Jenifer preparaba su discurso para finalmente hacerle saber su secuestrador y violador lo que le había impactado en su vida, pero no pudo darle a conocer este tormento ya que el imputado terminó ahorcándose en su celda. quien anteriormente había expresado las intenciones de acabar con su vida.
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