Decenas de carreras del estrellato latinoamericano tienen una historia ligada a los orígenes humildes, a la pobreza y a oportunidades que permitieron a sus protagonistas salir de estas por medio de puro talento; sin embargo, la vida de Héctor Jorge Ruiz, mucho mejor conocido como Sabú es una de las más particulares por su crudeza.
Para que el intérprete del éxito "Quizás sí, quizás no" llegara a la fama y la fortuna tuvieron que pasar varios años en los que vivió en las calles y tuvo que hacer de todo para continuar existiendo.
Fue el primogénito de Susana Elsa Saccomano y de Héctor Ruiz. La tragedia le llegó a una edad temprana, cuando tenía seis años de edad, ya que su madre murió y fracturó la familia que formaban él, su padre y su hermana Silvia, quien entonces tenía tres años de edad.
El desprecio de la nueva mujer de su papá ocasionó que tanto Jorge como su hermana tuvieran que vivir en las calles. Durante esos años, el argentino se vio obligado a buscar sustento de todas las maneras posibles.
"Tuve muchos amigos por vivir en la calle, vivía en parques, robaba para comer. Muchos amigos míos terminaron en la cárcel", dijo.
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Vendió periódicos, lustró zapatos y fue vigilante nocturno en los inmuebles donde era requerido para poder pagar los alimentos que consumían él y Silvia.
Pese al abandono que sufrieron ambos, el niño nunca se sintió solo, debido a que sentía que su madre lo cuidaba y lo guiaba para nunca pasar por alguna situación que fuera irreversible en la vida.
Fue en las calles donde los otros niños comenzaron a llamarlo "Sabú" debido a que les hacía gracia compararlo con un actor del mismo nombre que protagonizaba la cinta la película El Ladrón de Bagdad, debido a que actuaba de manera similar al hurtar.
De estos tiempos destaca que solía robarle a un mercader un par de frutas, pero que nunca fue atrapado. En retrospectiva, años después, dijo creer que el hombre sabía que estaba tomando el producto, pero al ver su necesidad dejaba que se marchara sin ningún tipo de represalia.
"Estoy preparado para todo tipo de adversidad", dijo.
Años después, lo recibieron en una familia de pocos recursos en la que debían compartir el pan con otros tres niños: Juan Carlos, Luis y Eduardo. Esto le permitió tener educación y un lugar donde dormir.
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Trató de probar suerte en las divisiones inferiores de Boca Juniors, donde se preveía una carrera firme para él, aunque su apariencia hizo que al final fuera contratado para una marca de ropa juvenil, para la cual modeló con el seudónimo de Giorgio.
Fue en una de esas pasarelas donde le pidieron que cantara un par de canciones. Una puntada de suerte hizo que ese día hubiera dos ejecutivos de una empresa discográfica en el público, quienes le ofrecieron grabar unas canciones.
Ante la necesidad de darle un nombre artístico, le preguntaron por sus apodos y cualquier elemento que pudiera servir para nombrarlo. Sin querer, les dijo que lo llamaban Sabú.
Pese a que a él no le gustaba este sobrenombre, los ejecutivos le dieron varios argumentos para sostenerlo, por lo cual solamente tuvo que rendirse y convertirse en una de las estrellas más representativas de la música latinoamericana.
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