Alberto Peláez estuvo en "La entrevista con Yordi Rosado". Durante la charla, el periodista confesó que le tocó ver a varias personas morir, aunque una de las que marcó más su vida fue la que vio en Kurdistán, Irak.
Explicó que se encontraban grabando cerca del río Tigris cuando él y su compañero camarógrafo vieron a una mujer gritando de desesperación. Al ir a grabarla y enterarse de lo que pasó, se percataron de que la mujer se encontraba cerca del cadáver de su esposo, quien había bebido agua del canal, la cual estaba contaminada.
Aseguró que en las guerras le tocó ver a miles de familias luchando para sobrevivir, pese a que lo único que tenían era lo que podían cargó. Contó que le tocó ver éxodos de individuos que caminaron en la nieve y tuvieron que enterrar a sus hijos en la nieve sabiendo que no volverían a ver sus restos.
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Su primera guerra
Explicó que a los 25 años de edad Jacobo Zabludovsky le preguntó al personal que trabajaba en Televisa quién quería ir a la guerra, a lo cual él se ofreció. Su primer conflicto armado en los territorios árabes.
A la pregunta de qué artículos llevaba para estas coberturas, dijo que solamente empacaba lo mínimo posible, aunque nunca podía olvidar el casco, el chaleco antibalas, así como medicinas y gasas.
Confesó que el conflicto en Yugoslavia fue el primer conflicto que le hizo sentir en realidad lo que era la guerra. Añadió que en el momento de estar en Sarajevo tuvo un enlace en el que sintió cómo las balas le pasaron cerca de la cabeza, al finalizar su reporte no tuvo nada que hacer más que tirarse al suelo. Pese a esto, comentó que hasta en el conflicto hay reglas entre ambas partes para no exponerse a los disparos.
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Hacer el amor en la guerra
El excorresponsal de guerra aseguró que en un conflicto armado se vive con mucha intensidad, lo cual lo llevó incluso a tener relaciones sexuales con alguna de sus compañeras. Aseguró que la situación es algo fuera de serie, debido a que el hacer el amor a unos metros de donde la gente se está matando es un acto muy terrenal, pero que a la vez es sublime.
Aseguró además que se llegó a enganchar de una mujer que servía como intérprete, debido a que le parecía hermosa, valiente, interesante y además tenía la resistencia suficiente como para combatir con sus hermanos y por el día llevarlo a él y a su equipo a los puntos que necesitaban.
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La primera vez que vio morir a nadie
El reportero dio a conocer que en una de sus coberturas le tocó ver a una mujer pelirroja de ojos verdes que le pareció muy guapa. Justo cuando caminaba sobre la acera, la mujer cayó al suelo y murió al instante.
Los restos de la chica quedaron en el suelo y cuando intentaron ayudarla, un francotirador comenzó a dispararle. Debido a esto, comentó, nadie pudo acercarse a ella durante un día y medio, debido a que su cadáver era usado como un señuelo para asesinar a alguien más.
En uno de sus recorridos, dijo, fue interceptado por un grupo de personas con armas largas y un lanzacohetes que le apuntaron con sus armas. En esos momentos, aseguró, lo único que le llegó a la mente fue la imagen de su esposa e hijos. Añadió que la cabeza de un periodista suele ser un trofeo para las personas dentro de un conflicto armado, lo cual lo puso en riesgo.
"Yo pensé que me iban a ejecutar", dijo.
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La primera guerra casado
Después de que se casó con su esposa, la primera guerra que le tocó cubrir fue la de Afganistán y agregó que ella nunca le puso algún impedimento para que llevara a cabo su trabajo. No obstante, su labor le ha costado estar lejos de sus hijos y perderse momentos importantes como el presenciar cuando comenzaron a hablar. La separación fue tanta que incluso le tocó que sus vástagos no llegaran a reconocerlo.
En el ojo izquierdo, dijo, se le quedó una mota de pólvora que le quedó incrustada, pero indicó que no tiene otra lesión o cicatriz física; sin embargo, destacó que cuando regresaba a casa le costaba volver a tomar las riendas de su vida, debido a que gran parte de los reporteros regresan con traumas o sensación de riesgo constante.
Lo bueno de ir a la guerra, narró, fue conocer a buenas personas que pueden demostrar el gran corazón que tienen, pese a la gravedad del conflicto.
"Son unas gracias tan amplias que las apropias tuyas y te las quedas"
Contó que en Afganistan le tocó entrar a un campo de refugiados en los que solamente escuchaba toses, debido al frío. De repente, dijo Peláez a Yordi, una mujer salió con su hijo en brazos y se lo ofreció a su compañero camarógrafo para que lo mantuviera sano y le diera la vida que ella no podría.
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El lamento que le queda
Aseguró que siempre quiso emular a su padre, quien también se dedicó al periodismo como corresponsal y siempre dejó que sus hijos supieran la manera en la que hacía su trabajo.
Dijo que su papá nunca vio su trabajo, pero le hubiera gustado que se enterara del valor y el coraje con los cuales se enfrentó a los disparos que le dirigieron durante sus coberturas.
Agregó que durante unos años fue actor de doblaje, lo cual le permitió darle sentido a las noticias que se dedicó a dar en su posterior incursión en la labor de brindar información a la población.