Si hay una estrella en el mundo de la música que se caracteriza por destacar que en su vida nunca se privó de los disfrutes, es Julio Iglesias. Y en ese mundo de deleites, lujos y fans que a sus 77 años no dejan de aclamarlo cada vez que tiene una aparición pública, presenta un show o simplemente es entrevistado por algún medio, el cantante siempre suma su cuota de particularidad.
Así, de hecho, es como Julio se ha distinguido a lo largo de las décadas, con un estilo refinado y una elegancia que sólo él puede lucir. En su amplia variedad de gustos específicos, el español -que ya cuenta con al menos 80 álbumes producidos- no deja de lado los platos que lleva a su mesa o la comida que elige cada vez que acepta un convite o asiste a un restaurante.
De hecho, el cantante se autodefine como un afortunado del buen gusto y asegura sentirse un privilegiado por el sólo hecho de ver salir el sol. Así, cada vez que tiene la oportunidad, Julio Iglesias dice estar tan enamorado de la vida como siempre. Disfruta de la playa, las caminatas y las comidas ricas ensaladas frescas con calamares.
De toda la vida, le gustó cuidarse con las comidas y no llegar a los excesos en nada. En la variedad está el gusto y el galán lo empleó a varias facetas de su vida. Pero como remate, el cantante indicó que su plato y postres favoritos son: “Tomates con queso. Intento saltarme el postre pero nunca digo no a una chocolatina o a un postre típico”, dijo en una entrevista reciente en la que se le preguntó este aspecto.
Además, Iglesias ha confesado que es un apasionado de los vinos sobre todo después de probar un Chateau Lafite 61'. Incluso entre sus anécdotas se recuerda aquella vez en que llegó a pagar un millón de dólares para conseguir solo dos cajas de Romanée Conti del 85.