El toque navideño llegó a los mítines de la precandidata única a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum. En el día 4 de las posadas, la aspirante presidencial llegó, con bufanda blanca al cuello, al Parque Álvaro Obregón en punto de las 16 horas.
Una sensación térmica de 15 grados en la zona estaba lejos de los 3 grados centígrados que la recibieron en el Aeropuerto Internacional Ponciano Arriaga.
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La canción "Es Claudia" de Byron Barranco, que tradicionalmente acompañó su andar por la valla en los 29 días previos de precampaña, fue sustituida por el Burrito Sabanero.
"Si me ven, si me ven, voy camino de Belén", se escuchó mientras tomó de las manos a los simpatizantes. También selfies con los presentes.
"Presidenta, presidenta", se mezcló con el villancico que se escuchó por más de 10 minutos en su tránsito saludando a los asistentes al mitin. Cientos de personas, hombres y mujeres, adultos y niños o niñas, portaban playeras verdes fosforescentes con un pollo caricaturizado.
"Claudia es Verde, Claudia es Verde", gritaban. Los guindas, que ocuparon lugares al frente, respondieron "Claudia es Morena".
La escenografía, donde brindaría su discurso, estaba en sintonía: seis piñatas, de colores diversos y de cinco o seis picos, una de ellas lista para ser partida; un árbol navideño, con esferas plateadas y doradas, además de un listón rojo; su base fue cubierta por el heno y en la punta una estrella.
Llegó a las escalinatas. Saludó: de izquierda a derecha sacudió su mano zurda. Se quitó su bufanda. Una gruesa chamarra negra no cubrió su pecho. Una blusa guinda se dejó ver.
Liderazgos locales tomaron la palabra, pero entre ambos no sumaron tres minutos con el micrófono en sus manos.
Cedieron la palabra a Claudia Sheinbaum. En su discurso de casi 25 minutos destacó los logros del Presidente Andrés Manuel López Obrador, criticó a la oposición y habló de sus logros en la Ciudad de México.
Cerró su ponencia. Se devolvió a su asiento, pero una petición llegó: le pidieron cantar un villancico. Sonrió y dejó la oportunidad al público.
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En la pantalla que estaba frente a ella se proyectó la letra de la canción. Dos mujeres jóvenes, quienes la acompañaron en el escenario, tomaron el micrófono.
"Un pastor se tropezó a media vereda y un borreguito gritó: 'ese ahí se queda'", cantaban el villancico Los Pastores a Belén. Culminó la pista y la repitieron. Sheinbaum pidió a una persona del público para que cantara, pero no se concretó.
Tocó el turno de la piñata. La precandidata buscaba en el público una niña. En el público la encontró y gritó "vente". Entre los asistentes llegaron más menores para atender la invitación.
"Si lo pierdes, pierdes el camino, dale, dale, dale, y no le dio, quítenle la venda porque sigo yo. Se acabó", cantaron los presentes mientras una niña con gorra guinda y chamarra larga golpeaba la piñata. Culminó.
Sheinbaum se acercó. Tomó el palo. La abrazó y ahora entregó el instrumento para que un niño, con playera Verde, golpeara la piñata.
Como si organizara alguna fiesta de cumpleaños, la precandidata formó a las niñas y niños. Uno a uno fueron pasando.
Cuando uno de ellos quería iniciar su turno de manera intempestiva, la morenista lo frenaba para evitar un golpe.
La piñata perdió forma, uno a uno cayeron los picos. El papel crepe quedó en el suelo. Los chicharrones se asomaban.
Claudia Sheinbaum pidió una pausa. Se acercó. Abrió la piñata y los dulces se esparcieron en el sueño. Chicles, paletas, chicharrones, chocolates, entre otros. Con confeti en la cabeza, ayudó a los pequeños a recogerlos. Los dulces desaparecieron del suelo. Iban en los brazos de niñas y niños que asistieron al mitin con sus padres.
edg
