El Museo del Palacio de Bellas Artes inauguró ayer la exposición “La revolución impresionista: de Monet a Matisse”, una propuesta internacional que invita al público a explorar el impacto transformador del impresionismo en el arte del siglo XX.
La muestra, que permanece abierta hasta el 27 de julio en las salas Nacional y Diego Rivera, conmemora los 150 años de la primera exhibición impresionista de 1874, un evento que marcó el comienzo de una revolución artística liderada por figuras como Claude Monet, Edgar Degas, Berthe Morisot y Camille Pissarro, quienes desafiaron las normas de la academia.
Nicole R. Myers, directora de Curaduría e Investigación del Museo de Arte de Dallas (DMA) y comisaria de la exposición, explicó que la muestra destaca el carácter rebelde de estos artistas a través de 45 obras de 26 artistas, ofreciendo una visión única de un movimiento que transformó la forma en que se entiende el arte hoy en día.
"Los impresionistas utilizaron pinceladas sueltas, colores y rompieron con la tradición del uso del negro, buscando reflejar la atmósfera natural de sus entornos. Esta innovación llevó a la creación de técnicas que desafiaron las expectativas de la crítica de la época, que consideraron sus obras incompletas o engañosas... Sus lienzos reflejaban escenas modernas y tecnológicas, como barcos de vapor y carruajes, incorporando la revolución industrial en sus composiciones", comentó Myers.
Asimismo agregó que “los impresionistas intentaron capturar la vida cotidiana con colores vibrantes y pinceladas rápidas que reflejaban la luz, el color y el movimiento, un enfoque que convirtió lo cotidiano en arte y transformó nuestra percepción de la pintura”.
“La revolución impresionista: de Monet a Matis” está organizada en cuatro secciones: “Rebeldes con causa”destaca a los artistas que, en 1874, decidieron organizar una exposición fuera del circuito académico tradicional, con obras como El Pont Neuf, de Claude Monet y Place du Théâtre Français, de Camille Pissarro, que muestran el dinamismo de París a través de pinceladas rápidas; y “Notas de campo” que profundizan en las técnicas innovadoras del impresionismo, como la pintura al aire libre, con piezas como El río Sena en París, de Paul Signac y Valle Buona, de Monet.
Por otra parte está el núcleo: “Efectos secundarios” que analiza la influencia del impresionismo en artistas posteriores como Vincent van Gogh, Paul Gauguin y Henri Matisse; y “Para siempre”, que examina el legado del impresionismo, que abrió el camino para movimientos como el cubismo, el fovismo y el expresionismo, en esta sección, se aprecian obras como “Naturaleza muerta: ramo de flores y frutero”, de Henri Matisse y “Barcos pesqueros en L'Estaque”, de André Derain.
La exposición original incluyó 90 obras, en su mayoría del acervo del Museo de Arte de Dallas.
PAL