Lucha Libre

El Hijo del Perro Aguayo: un legado interrumpido demasiado pronto

Hoy se cumple una década de la muerte del joven luchador y su gremio aún lo recuerda con mucho cariño.

El Hijo del Perro Aguayo: un legado interrumpido demasiado pronto
Foto: Heraldo de México

La lucha libre mexicana ha visto nacer y crecer a grandes ídolos, pero pocos han dejado una marca como la de Pedro Aguayo Ramírez, mejor conocido como El Hijo del Perro Aguayo. 

Su estilo aguerrido, su carisma y su legado familiar lo convirtieron en una de las figuras más queridas y temidas del ring. Sin embargo, su historia tuvo un final trágico el 20 de marzo de 2015, cuando perdió la vida en el cuadrilátero.

El ascenso de una leyenda

Nacido el 23 de julio de 1979, el Perrito creció viendo a su padre, el legendario Perro Aguayo, dominar los encordados. Desde su debut profesional en 1995, demostró que no solo heredó el nombre, sino también el instinto feroz para la lucha. A los 15 años ya peleaba con los mejores, forjando su camino en empresas como el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) y Lucha Libre AAA.
Pero su gran impacto llegó en 2004, cuando fundó Los Perros del Mal, una facción ruda que revolucionó la lucha libre mexicana. Con su estilo y su habilidad para conectar con la afición, El Hijo del Perro Aguayo se convirtió en un referente.

Una tragedia en el ring

El 20 de marzo de 2015, en un evento de The Crash en Tijuana, el Perrito se unió a Manik para enfrentar a Rey Mysterio y Xtreme Tiger. En el transcurso del combate, Mysterio le aplicó una patada que provocó una fuerte torsión en su cuello. Aguayo quedó colgado en las cuerdas y no reaccionó al intento de 619 de Mysterio. Konnan, quien estaba en la esquina, trató de reanimarlo, pero era demasiado tarde. Horas después, se confirmó su fallecimiento por un traumatismo de cuello y fractura cervical.
Su muerte conmocionó al mundo de la lucha libre, dejando un vacío. 

Octagón, su padrino en el gremio, recordó con tristeza aquel momento: "Fue muy difícil, porque el Perrito fue mi ahijado. Le estaba yendo bien, pero esto sirve para que la gente entienda que en el ring uno expone su vida y valore lo que hacemos", recordó para El Heraldo de México El Amo de los ocho ángulos. 

Por su parte, Fuerza Guerrera destacó su esencia luchística: "Yo lo vi crecer. Lo debuté junto a mi hijo en Guadalajara. Era un niño de gran talento, con la fiereza y el coraje de su padre. Solo con su presencia encendía la arena", finalizo El Mosco de la Merced.

A una década de su partida, El Hijo del Perro Aguayo sigue vivo en la memoria de los aficionados y sus compañeros, dejando esa sensación de que a ese legado le faltó un poco más de tiempo.

POR: Érika Montoya

EEZ

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