A cada sentimiento, dice Manel Pujol Baladas (Vic, Barcelona, 1947) le corresponde un color y, como si de un músico se tratará, frente al lienzo surge la composición: "Pinto lo que la música me hace sentir y lo traduzco en colores. Traduzco el amor, que es un rojo; traduzco la ilusión y la esperanza en un azul; traduzco la realidad del día en un verde.
A través de eso compongo. También con los negros porque en el fondo dibujan, me ayudan a componer. Como decía un día Miró, 'posa-li un negre, ponle un negro', y puse un negro y el primer plano se me vino encima".
Para el artista, la música es fundamental a la hora de pintar; entre 2008 y 2009, su trabajó fue un diálogo con Beethoven y su 5a sinfonía, y con las composiciones para arpa de Carlos Chávez. Se trata de la sinestesia entre las artes, explica: "En el fondo, todas las artes se comunican; podemos establecer un diálogo con los demás a través de cualquier arte, de la danza, del teatro, la literatura, el cine, la escultura, la música. ¿Qué pasa con ella? La música tiene unos códigos de composición, pero en cambio te da la libertad para pensar en un mundo, para intentar describir lo que sientes a través de ella".
La libertad ha sido la aspiración del artista, quien se declara heredero de la tradición pictórica de tres grandes: Picasso, Dalí y Miró, con los que convivió personalmente.
En entrevista con Heraldo Media Group, Pujol también habla de libertad cuando se refiere a México, el país donde decidió quedarse a partir de 1998. "Yo no pinto la historia de México, yo pinto lo que México me hace sentir. Yo pinto libertad. ¿Qué me ha aportado México? El poder transitar por un espacio de ilusión, de sueño, de investigación, de poder quedar libremente. Aquí no tengo que quedar bien con nadie, tengo que quedar bien conmigo mismo".
Formado en Diseño y Pintura en la Escuela Massana de El Raval, el céntrico barrio de Barcelona, el catalán afirma que no fue ahí donde aprendió a enfrentarse al lienzo en blanco, tampoco al lado de los tres maestros con los que convivió. "Digamos que todas estas escuelas no son las que me enseñan a pintar, porque yo, como soy muy pretencioso, ya sabía pintar. A veces dicen, ¿fuiste alumno? No fui alumno, fui admirador, seguidor, y me enseñaron también a ver la pintura, a tener un proyecto de vida a través de la pintura. Para mí lo importante es esta relación del ser humano.
Eran grandes artistas, por supuesto, genios, pero lo que me comunicaron no sólo era el arte de pintar sino el arte de amar la pintura y amar la vida. Y esto sí es más importante".
Mezcla de emociones y sentimientos, la obra de Pujol ha sido colocada en el informalismo, ese movimiento artístico que abarca todas las tendencias abstractas y gestuales que se desarrollaron en Francia, España e Italia durante la posguerra, en paralelo con el expresionismo abstracto estadounidense.
"Siempre he dicho que una cosa es el pintor y la otra es el artista. Como pintor, aprendes a pintar, es una herramienta para comunicarte. El artista pinta desde dentro y el pintor pinta de afuera, reproduce lo de afuera y lo hace perfecto, lo admiro. Pero el artista pone más, pone el espíritu, pone una personalidad, pone una escritura, crea un lenguaje".
Por lo tanto, pregunta, "¿qué tiene que hacer el artista? Nutrirse de muchas fuentes. Me nutro de esta entrevista, de lo que veo cada día, de la música, la poesía, todo para mí es importante. Es un crisol: lo echas ahí, lo fundes y sale tu lenguaje, pero sale a través de la formación, a través del análisis, a través del tiempo y va madurando, va tomando su propia personalidad".
Pero, ¿qué pasa en la cabeza del creador cuando trabaja?: "Es un mundo interior que es difícil de describir. Yo sé que ahí va un azul o que ahí va a tener que ir un rojo, depende de lo que quiera comunicar. El color está en función de lo que yo quiero explicar.
Supongo que el compositor también siente, Beethoven era sordo, pero él no componía a través de las orejas, sino de su espíritu, componía a través de esta parte interior, de esa parte de sensibilidad. Es una parte íntima, es una parte tuya, intransferible, y solo tuya".
Al final, para Pujol la libertad de crear lo acerca a la felicidad. Una verdad que tiene muy clara es que sólo haciendo lo que se quiere se llega a la felicidad. "Si eres feliz a través de lo que haces no te vas a cansar, no te vas a sentir defraudado. Entonces, en el tema que sea, entrégate, sé feliz, pasalo bien, mira las cosas positivas. ¿Por qué pinto? Porque soy feliz, porque es mi medio de explicarme, porque es como hacer el amor cada día".
EEZ