Museo MODO

Bruno Newman resignifica objetos cotidianos

El coleccionista Bruno Newman, creador del MODO, exhibe sus divertimentos creativos, con los que rescata piezas que estaban destinadas a desaparecer

Bruno Newman resignifica objetos cotidianos
Foto: Fotos: Luis Carlos Sánchez

Bruno Newman tenía 8 o 10 años cuando empezó a reunir timbres postales por recomendación de su tío: “En la esquina de mi casa, ahí en la colonia Condesa, estaba en ese entonces la embajada cubana y fui a hablar con ellos: ‘no me regala los timbres de las cartas que les llegan’, en aquel tiempo todo llegaba por correo, tenían un montón de cosas y mi colección de Cuba era la más importante de México”. Después siguieron las monedas y luego miles de objetos más: “La colección no para nunca”.

Con los años, llegó a reunir más de 190 mil objetos y en 2010 inauguró el Museo del Objeto del Objeto (MODO). Y aunque su espíritu acumulador no cesa, con 83 años compra ahora piezas con otro objetivo: “Cuando ya tenía muchos objetos, una bodega para cosas chicas en la colonia San Rafael y otra para muebles y cosas grandes en Tizayuca, dije ‘ya no, ya no me traigan más, ya no me traigan una lata de sal de uvas Picot de 1943 porque ya la tengo´”.

“Ahora empecé a decir, ‘tráiganme cosas con las que yo pueda hacer algo’, objetos que se repiten y que yo pueda hacer algo con ellos”, recuerda. Unos años antes, Newman comenzó a resignificar los objetos que tenía y así llegó a lo que llama “divertimentos creativos”, piezas que se acercan al arte objeto, construidas con frascos, fichas, latas, pequeñas cajas o casquillos de balas, que rescatan “objetos que estaban destinados a desaparecer”.

Créditos: (Especial)

Por primera vez, Newman reúne más de 120 “divertimentos”, que incorporan objetos cotidianos, en la exposición “1+1=3”, instalada hasta el 20 de noviembre en Casa Hotbook (Monte Líbano 280, Lomas de Chapultepec). “¿Qué se hace con un casquillo, con un cartucho vacío? Es basura, o los van a fundir para hacer algo más; a mí lo que me gusta es rescatarlos, ponerlos en la sala de una casa, me da una gran satisfacción poderlos rescatar de un destino que iba a ser incierto”.

Antiguos cajones de tipografías que ahora contienen llaves, fichas de juegos de azar o pequeños frascos; decenas de ojos de muñecas que parpadean al manipular un engrane; casquillos de balas con los que el coleccionista forma la bandera de Estados Unidos o el rostro de personajes que fueron asesinados como Pancho Villa, John Lennon o Kennedy; tubos de vidrio en los que ha insertado objetos tan inverosímiles como pequeñas esculturas, cuentas o trozos de madera, conviven en las piezas de Newman.

El rastro del paso del tiempo, la pátina que se crea de manera natural, interesa al coleccionista. “Yo no le quiero llamar arte, les llamo mis divertimentos creativos, no me siento artista, me siento un cuate creativo y me he divertido mucho haciendo estas cuestiones, me gusta, disfruto rescatar objetos que estaban destinados a desaparecer”, dice. La exposición tiene, además, otro objetivo: todo lo recaudado con la venta de las piezas será destinado al MODO.
 

ELEMENTOS

  • Brújulas, botones, canicas, lápices de colores o candados, forman parte de las piezas.
  • Newman incluye una silueta de Donald Trump que ha insertado en un excusado.
  • Las piezas tienen un rango de precios que va de los 3 mil a los 50 mil pesos. 

Por Luis Carlos Sánchez

EEZ

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