En 2021, México fue rankeado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) como la segunda economía líder en innovación en América Latina y el Caribe por debajo de Chile, mientras el índice global de innovación es encabezado por Suiza, Estados Unidos, Reino Unido, Corea, Alemania y Singapur.
Es claro que existe una brecha en la intensidad de las actividades de innovación, investigación y desarrollo (I+D) de México en comparación con aquellos países que perciben altas tasas de crecimiento económico, ante ello, un país en vías de desarrollo como lo es México, solamente podrá romper la dependencia que tiene con países desarrollados e industrializados ofreciendo productos con altos niveles de valor agregado; de tal forma que los sectores económicos relacionados a actividades de I+D serán determinantes para el bienestar económico.
En México, a pesar de que la propia estructura industrial nacional se caracteriza por tener un menor peso en las industrias tecnológicas, son estas las que juegan un papel muy importante y son vitales para la innovación y generación de conocimiento actual; de acuerdo con datos de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM), de 2007 a la fecha, el dinamismo en la industria ligada a altos y medios niveles de intensidad tecnológica, se concentra en: fabricación de equipo aeroespacial; equipo ferroviario; industria automotriz e instrumentos de medición, control, navegación y equipo médico electrónico, mismas que posicionan a México como una promesa innovadora, pues, destaca su dinamismo respecto a industrias ligeras como la refinación de petróleo o los complejos siderúrgicos.
A su vez, crean empleos formales y calificados mediante la especialización; ayudan a mejorar el desarrollo y la calidad de vida; propician la creación de centros educativos y detonan proyectos de infraestructura productiva y social.
Dinamizar los sectores de innovación tecnológica puede ser una estrategia de desarrollo que impacte positivamente en la erradicación de la desigualdad y el progreso de las condiciones de vida para países emergentes. En México, las industrias más dinámicas del aparato productivo nacional con tasas de crecimiento mayores a la media nacional, coinciden con altos grados de tecnología.
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