El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó para reducir el impacto en la economía por el cambio climático, que al final de la década, el mundo emita 25 por ciento menos gases de efecto invernadero (GEI) que en 2022.
En sus Perspectivas de la Economía Mundial, “Impacto macroeconómico a corto plazo de las políticas de descarbonización” reveló que ya no se puede “procrastinar más” para alcanzar los objetivos fijados en París en 2015 y así evitar perturbaciones climáticas catastróficas.
“Décadas de procrastinación han transformado lo que podría haber sido una transición suave (de energías fósiles) a una más neutral en carbono a un entorno que probablemente podría ser más desafiante” reveló el FMI.
Sin embargo, reconoce que en los próximos años alcanzar el objetivo podría traer consigo “costos económicos mayores” que podrían impactar en el Producto Interno Bruto (PIB) y la inflación.
Por ello, el organismo internacional estima que hacer la transición de la generación de energía a tecnologías bajas en carbono podría significar una desaceleración de la economía entre 0.15 y 0.25 por ciento anual del PIB hasta 2030.
“Si se toman las medidas adecuadas implementadas de inmediato y en etapas durante los próximos ocho años, los costos serán pequeños. Sin embargo, si se retrasa la transición a las energías renovables, los costes serán mucho mayores” advirtió.
En su análisis el FMI dividió al mundo en cuatro regiones entre las que se encuentran Europa, China, Estados Unidos y el resto del mundo a fin de estudiar el impacto que causarían aplicar políticas presupuestarias neutrales, que incluyan impuestos a los gases de efecto invernadero.
En un ejemplo, el organismo internacional basado en la economía de Estados Unidos, mostró que, si se implementan las medidas correctas de inmediato, de manera gradual y durante los próximos ocho años, los costos seguirán siendo manejables y serían mínimos en comparación con el preció a largo plazo de la inacción.
La inflación aumenta a ritmo acelerado más que en las últimas 4 décadas.
El FMI también manifestó su preocupación por el acelerado aumento de la inflación en el mundo, que sigue aumentando más rápido de lo que ha ocurrido en las últimas cuatro décadas.
Expone que, en el mundo, la mayoría de las economías han optado por incrementar los salarios de los trabajadores, “eso ha suscitado preocupaciones de que estas condiciones podrían volverse auto-reforzantes y conducir a una espiral de precios-salarios, un ciclo prolongado en que la inflación conduce a un mayor crecimiento de los salarios, alimentando una inflación aún mayor”.
Sin embargo, el organismo internacional reconoció que las recientes medidas de ajuste por parte de muchos bancos centrales, “calibradas para circunstancias específicas de la economía, son alentadoras. Lo cual ayudará a evitar que la alta inflación se afiance”.
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