Luis Bravo, coordinador de Comunicación Corporativa de la Comisión Federal de Electricidad, aseguró que la reforma eléctrica es necesaria, ya que de no hacerlo se podría desaparecer a la CFE.
Indicó que esta modificación de la ley prevé que se rescate a la Comisión, debido a que los contratos que se dieron durante la reforma aprobada durante el gobierno de Enrique Peña Nieto divide a la institución y la pone en una situación dispar con respecto a otros competidores.
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Destacó que la CFE fue convertida en seis empresas filiales y subsidiaria a fin de que compitieran entre ellas y sin la posibilidad de brindarse información entre sí.
Explicó que deliberadamente se le quitaron recursos y mantenimiento a la corporación para permitir que la imagen de la paraestatal se viera afectada en la generación de energía y así favorecer a las empresas privadas.
Aseguró que desde su nacimiento, la CFE tuvo un carácter social, por lo que en su mejor momento se encargó del 98 por ciento de la generación de electricidad. Agregó que con la reforma en el gobierno de Peña Nieto se produce únicamente el 38 por ciento de este recurso en el país y lo demás es generado por privados.
Esto, dijo, tiene el riesgo de que se desaparezca paulatinamente a la corporación. El funcionario destacó que lo que se busca con la reforma de Andrés Manuel López Obrador contempla que la CFE controle la generación del 56 por ciento de electricidad, mientras que el 44 por ciento continuaría en manos de los empresarios privados. Con esto, Bravo, dijo que la participación de los privados está asegurada.
Indicó que la actualización de la norma garantiza además que se refuerce a la institución y calificó como perversa la acción de implementar un mercado en el país cuando no era necesario, ya que el gobierno se hacía responsable de este recurso.
"Los privados se están peleando por un gran negocio, cuando para la CFE y el gobierno no es un negocio", dijo.
Explicó que las plantas generadoras en el país están llevando a cabo una triangulación de energía sin pagar los impuestos necesarios y además usando la infraestructura de la paraestatal, lo cual le causa un costo millonario al país.
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Agregó que el Centro Nacional de Control de Energía y la Comisión Nacional de Hidrocarburos deben desaparecer, debido a que surgieron como cómplices de un mercado que permite operar a varias empresas sin la regulación necesaria, lo cual puede colapsar y afectar la circulación de la electricidad en el país.
"Se dieron indiscriminadamente sin una planeación", dijo.
Aseguró que la mayor parte de las empresas que manejan energías limpias son extranjeras y cuando no hay condiciones para que puedan producir deben ser respaldados por la Comisión Federal de Electricidad con sus propios recursos y sin ningún costo a los beneficiados.
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