La iniciativa para reformar el esquema de contratación de personal, el llamado outsourcing, llegó en mal momento, justo cuando la economía enfoca sus esfuerzos en recuperarse y darle la vuelta a la crisis del COVID-19, consideró Banco Base.
Gabriela Siller, economista en jefe de la institución financiera, dijo que lo ideal era esperar a que se recuperara el mercado laboral, el cual fue uno de los más afectados por la pandemia.
“El mercado laboral está muy frágil por la crisis económica. Ya que haya una franca recuperación se podría meter esta iniciativa. Lo más conveniente sería hacia 2022, una vez que se vea cuántos empleos se han rescatado”, comentó en videoconferencia.
En su opinión, el sector más afectado por la reforma de outsourcing sería el de servicios de esparcimiento, dada la afectación que ha tenido por el COVID-19.
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“En tanto, el sector donde se pondría en riesgo de perder el empleo al mayor número de personas sería la manufactura”, agregó.
Detalló que los sectores que emplean a una mayor cantidad de personas bajo outsourcing son: industrias manufactureras, con 1.16 millones de personas; comercio al por mayor, con 1.03 millones, y servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, con 434 mil personas.
El subdirector de Análisis Económico de Banco Base, Jesús López, señaló que la medida podría generar mayor cautela entre las empresas para contratar personal, debido al potencial riesgo de que se incrementen los pasivos laborales.
En lo que va del año se han perdido más de 500 mil empleos formales.
Siller recordó que, considerando formales e informales, 2.79 millones de personas, de los 12 millones que salieron del mercado laboral, aún no tienen trabajo.
Además, dijo, la subocupación y la informalidad aún se mantienen en niveles elevados, lo que indica que el proceso de recuperación va a ser lento.
Riesgos en Banxico
Siller comentó que la iniciativa de reforma que presentó el senador Ricardo Monreal para regular el flujo de divisas en el país pone en riesgo la operación del Banco de México. Mencionó tres afectaciones latentes:
1) Cambiar la ley del Banco de México sin consultarlo puede llegar a interpretarse como una vulnerabilidad de su autonomía, sobre la cual recae la reputación, necesaria para la consecución del objetivo de inflación estable.
2) Cambiar, entre otros artículos, el 20, que dicta los activos en los que pueden utilizarse las reservas internacionales es, especialmente, importante, pues surge semanas después de que se sugiriera utilizar estos recursos para comprar deuda de Pemex, lo cual, de acuerdo con lo establecido en dicho artículo, no está permitido.
Las reservas no son un ahorro del gobierno y respaldan al dinero en circulación, por lo que usarlas en deuda de una empresa mexicana atentaría contra el respaldo del dinero en circulación. Asimismo, las reservas internacionales forman parte de la balanza de pagos, y en el pasado, su disminución llevó a México a desequilibrios que terminaron en crisis económicas.
3) La iniciativa propone que el Banco de México reciba dólares en efectivo que, en caso de tener un posible origen ilícito, pondría al instituto central bajo la posibilidad de ser sancionado por entidades internacionales, con la posibilidad de congelamiento de cuentas y activos, entre los que se encuentran las reservas internacionales.
Por Fernando Franco