Jared Borgetti es sin duda uno de los mejores delanteros en la historia del balompié mexicano. La decena de goles, así como sus actuaciones en la Liga y en la selección mexicana, lo confirman.
Ha tenido una carrera intachable. Sus primeros pases en el profesionalismo fueron con los Zorros del Atlas, donde conoció a uno de los mejores entrenadores que ha venido a México: Marcelo Bielsa.
En Jalisco se consagró como goleador, razón por la que Santos Laguna se lo llevó a Torreón. Con los Guerreros no solo fue un delantero letal, sino que se convirtió en leyenda del torneo azteca.
Con los de Coahuila alzó dos torneos locales, así como una Interliga, además de mandar 205 veces el balón al fondo de la portería, cifra que lo coloca como el máximo anotador en la historia de la institución.
Después de ello, El Zorro del Desierto estuvo un par de años deambulando por diversos equipos como los Dorados de Sinaloa y los Tuzos del Pachuca. Hasta llegó a Europa con el Bolton y a Asia con el Al-Ittihad.
Pero la nostalgia de su tierra lo hizo regresar a México, pero no se acopló a ningún equipo y desfiló por toda República Mexicana en busca de su mejor rendimiento. Vistió las casacas de Cruz Azul, Rayados de Monterrey, Chivas de Guadalajara, Puebla y Monarcas Morelia.
La fuerza de sus piernas se fue deteriorando y llegó hasta la segunda división con los panzas verdes de León, donde se retiró, cerrando su carrera como el tercer máximo anotador de la primera categoría de México.
Tras colgar los botines se convirtió en comentarista de fútbol. Y, tras una carrera fuera de polémicas, marcó su trayectoria tras ser visto en una fiesta familiar de Francisco Rafael Arellano Félix, antiguo líder del grupo criminal Cártel de Tijuana, y donde fue asesinado el narcotraficante por un sicario vestido de payaso, según el semanario Z de Tijuana.
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