El equilibrio entre la experiencia de un veterano y la energía de un novato se suman en un solo esfuerzo. Yahel Castillo, quien llega a sus terceros Juegos en Tokio 2020, salta al lado de Juan Manuel Celaya, que vive su debut en la magna justa.
La dupla trabajó en un inhóspito camino, donde los clavados captaron la atención nacional más por controversias que por resultados, pero llegan al trampolín de 3 m de la fosa nipona (1:00 hrs. de mañana) con tres medallas continentales y un bronce mundial, tras ganar el control selectivo nacional de junio pasado, en medio de un entorno poco apto para dar el mejor rendimiento.
“Hay suficiente presión a nosotros; yo sólo vengo a hacer mi trabajo; había entrenado mucho para tener mi momento y, gracias a Dios, se dieron las cosas, con mucho esfuerzo. Siempre me gusta mejorar”, dijo el joven, estudiante de Ingeniería Civil, en Louisiana State University.
Celaya logró una beca deportiva en Estados Unidos y allá potenció su rendimiento, sin pensar en dejar sus raíces, a pesar de las adversidades en la fosa nacional.
“Soy patriota. Aunque me fui para allá, siempre tuve claro lo que quiero: competir por México e ir a Juegos Olímpicos por este país, porque como México no hay dos”, agregó el competidor, a quien sus amigos llaman Meme.
En tanto, a su pareja, Yahel, la adversidad lo engrandece y cada “no” se vuelve un reto. Desde fallar un clavado, hasta sanciones por indisciplina, el atleta ha tocado el fondo de la fosa y cada tropiezo lo lleva a rectificar.
“Me gusta cuando la gente menos cree en mí, porque me digo: ‘Voy a trabajar, voy a echarle ganas’, regreso y les enseño”, expresó Castillo Huerta, de 34 años de edad, quien llega a sus terceros Juegos Olímpicos (2008, 2012 y 2020).
“No ir a Río 2016 fue difícil, me decía: ‘Tu puedes, debes echarle ganas’. Ahora, lo que pido es que crean en mí y en Juan. Hemos dado resultados ganando competencias internacionales, que son las difíciles; queremos que nos respalden”, solicitó el medallista mundial.
dza