Quizá no te suene, pero este hombre ha sido la inspiración de grandes leyendas de la música que van de Keith Richards a Bob Dylan, pasando por B.B. King o Nick Cave. Se trata de Robert Johnson.
Considerado el verdadero padre del blues moderno y el rock and roll, sobre la vida y obra de este músico, originario de Mississippi y lo mismo considerado como mediocre y sobresaliente, existen numerosas leyendas.
Su vida, marcada por numerosas tragedias, la historia de su muerte, la cual no se aclaró hasta casi tres décadas después, y sus apariciones y desapariciones del escenario le dieron un aire de leyenda sobrenatural.
Sin embargo, una leyenda en particular que explicaba la increíble transformación que lo llevó a convertirse en uno de los mejores músicos de todos los tiempos, es la que lo ha hecho verdaderamente inmortal. Casi como si hubiese vendido su alma al Diablo.
Una vida trágica
Robert Johnson era un afroamericano nacido en 1911 en el Delta del Mississippi, justo años después de que se aboliera la esclavitud en Estados Unidos. Vivió en gran pobreza junto a sus padres, de hecho, su familia tuvo que huir de su pueblo natal para evitar que su papá muriera linchado.
Desde muy joven, Robert no quería ser un trabajador agrícola más, por lo que intenta aprender a tocar. Durante su trabajo en los campos conoció a una joven mujer, con quien esperaba un hijo.
Ella volvió a la casa de sus padres para tener a su vástago, mientras que él ganaba un poquito más de dinero para los gastos del nacimiento. De acuerdo con la mayoría de sus biógrafos, fue allí cuando empezó a tocar en bares y barracas de la zona.
Sin embargo, cuando llegó a la casa de sus suegros se encontró con que su prometida ya se encontraba muerta y enterrada, al igual que su pequeño hijo. Pero la vida trágica de Robert Johnson solo había empezado.
Un trato diabólico
Ya sin mayor motivación en la vida, Johnson se dedicó a tocar en tugurios de mala muerte que se encontraban en esta zona del sur de Estados Unidos, pero sus interpretaciones no solo eran malas, eran tan pésimas que en la mayoría de establecimientos tenía prohibida la entrada.
Entonces sucedió. Luego de desaparecer por 18 meses, Johnson reapareció con una guitarra a la espalda para sorprender a los músicos locales con armonías nunca antes escuchadas, las cuales le dieron fama y fortuna inmediatas.
La leyenda dice que el joven se postró en un cruce de caminos, en una hora cercana a la medianoche, e invocó al Diablo. Le ofreció su alma y su guitarra a cambio de talento musical y, parece ser, el Amo de las Tinieblas le hizo caso.
Las letras de las 29 canciones que sobrevivieron de su repertorio hablan sobre apariciones diabólicas y ventas de alma, lo que ayudó a forjar su leyenda entre las personas de la época. Pero su vida no duraría mucho.
Fundador del blues moderno, el rock… y el Club de los 27
Diabólico o no, el ritmo que imponía Johnson con su guitarra embelesó a músicos y al público de la época, inspirando a varias generaciones de artistas que no dudan en rendirle tributo.
Johnson se enamoró dos veces: la segunda, de una adolescente proveniente de una familia religiosa que, al saber que tendrían un hijo fuera del matrimonio, decidió apartarla para siempre de él.
Eso lo destruyó. Comenzó a beber sin medida, a salir con cuanta mujer pudo y eso le ganó muchas enemistades, incluso la de los dueños de algunos de los lugares que abarrotaba con su talento.
Al igual que Kurt Cobain, Amy Winehouse, Jimmy Hendrix o Janis Joplin, Robert Johnson murió a los 27 años de edad, siendo el fundador del llamado Club de los 27. Oficialmente, se dice que murió de sífilis, el chisme señala que un marido engañado lo envenenó. La leyenda apunta que el Diablo cobró su deuda.
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