Con apenas seis años, Rodrigo Landa-Romero comenzó a tener furtivas visitas a los conciertos de la OFUNAM: aprovechando su estatura aparentaba tener los ocho años que exige la rígida regla de ingreso a las salas de la UNAM. Pero ahí no paraba su fascinación por la música: su madre recuerda que a los tres años pedía una y otra vez repetir escenas de la célebre versión de La Traviata, con Rolando Villazón y Anna Netrebko, como si de caricaturas se tratara.
Así también empezó a estudiar música a los dos años, después de asistir a un concierto de violín.
"Todavía era de dormir la siesta y cuando me acercaba y le decía: 'ya va a ser tu clase, quieres quedarte dormido', se levantaba inmediatamente a su violín", recuerda su mamá, Montserrat Romero. Como otros niños prodigio de la historia, Rodrigo estaba llamado a dedicarse en cuerpo y alma a la música.
Ya con 17 años, y perfilado en el piano y la composición, el joven mexicano va llegando de Europa donde cumplió una gira de conciertos y concursos que han dado fruto: en Austria ganó el primer lugar en la "International Music Competition Grand Prize Virtuoso Salzburg", en República Checa el "Gustav Mahler Prize Piano Competition 2023" y en Italia, el 2o "Concorso Internazionale Lios "Valle dell' Etna", en Catania. De mayo a agosto ofreció recitales en Londres, Madrid, Granada, Salzburgo, Italia y Estados Unidos, donde obtuvo el segundo lugar del “New York Classical Music Competition 2023”.
Rodrigo ha tenido oportunidad además de estrenar su "Corazonada n.35", nada más y nada menos que en el Mozarteum de Salzburgo. Se trata de una pieza, inspirada en la naturaleza, que cierra un ciclo de composiciones.
“Representan diferentes escenas, a veces puede ser un poco de lluvia a medianoche o cosas así, en este caso representa un lugar muy bonito junto al río en Salzburgo”.
La disciplina acabó por formar al joven músico, quien de manera autodidacta fue ampliando sus conocimientos y el destino lo puso frente a su gran pasión cuando a su abuelo le regalaron un piano Steinway. Las horas que Rodrigo destinaba al instrumento fueron creciendo y su familia optó porque el joven hiciera los estudios oficiales desde casa, a la par de las clases de música.
A su corta edad, el pianista se ha trazado un destino: este año quiere afianzar la ejecución del “Concierto para piano n.º 2” de Rajmáninov y tocarlo con una orquesta; pero los deseos van más allá, además quiere afianzar un estilo propio de interpretación y de composición.
“Eventualmente lo que quiero es crear mi propia corriente artística; por supuesto admiro a Gabriela Ortiz, a Arturo Márquez y a todos los grandes, pero yo quiero crear algo diferente, ellos se basan mucho en tradiciones muy mexicanas, el danzón y todo eso, y a mí me parece genial, pero yo quiero hacer algo diferente”, afirma.
A DETALLE
- De niño, Rodrigo jugaba a ser director de orquesta con una varita que utilizaba como batuta
- El primer músico que le impactó fue Paganini, también le gusta Mahler, Chaikovski y Dvorák
- Rodrigo eligió no estudiar en el conservatorio para conservar libertad creativa
- El joven músico dedica hasta 12 horas al día al estudio de la composición y el piano
MAAZ