La muerte, dice Claudia Lavista, te deja en el limbo y las cosas pierden sentido. El duelo, en cambio, es un camino hacia la luz. Hace cinco meses falleció su padre, Mario Lavista, uno de los compositores más importantes de México, y su ausencia impidió que recorrieran juntos las calles de Jerusalén, en donde la bailarina se encuentra haciendo una residencia artística.
Entre el dolor y la pérdida, a cuatro calles del sitio en donde fue crucificado Jesús, a unos metros de Palestina y del barrio de judíos ultra ortodoxos, la coreógrafa está en pleno proceso creativo de una video danza dedicada a su padre, que se estrenará en septiembre próximo sobre los muros de la ciudad antigua.
“Cuando le conté a mi papá que iba a venir se entusiasmó mucho y planeamos pasar unos días juntos en esta ciudad. Las cosas no pudieron ser así. En esta residencia de 10 semanas, en honor a él decidí hacer un solo para escena, con una video danza, vendrá el cineasta Alexander Dahm y vamos a grabar en Jerusalén. Usaré una de sus piezas, Ofrenda, interpretada por Horacio Franco y escrita para él”, dice en entrevista.
La directora de Delfos Danza Contemporánea explica que está transitando por un duelo desde un lugar de madurez, pero también desde un espacio más espiritual. “Hablaré del duelo, pero como un portal para llegar a un sitio luminoso. La pérdida lleva a la oscuridad y la tristeza, se siente como una caverna húmeda. He sentido que camino por un pasillo del que no hay escapatoria ni atajos”, dice.
Claudia Lavista es una de las cuatro artistas seleccionadas, de entre 80 creadores de 15 países, por Becarios Internacionales de Jerusalén (Jerusalem International Fellows) y es la única persona mexicana elegida por este programa desde que se puso en marcha en 2010.
Las otras artistas son Sofia Borges, artista visual brasileña; Vibha Galhotra, artista conceptual de la India, y Anna Lublina, performancera estadounidense.
“Somos muy distintas, tenemos carreras muy diferentes, creo que el criterio de selección es, por una parte, la calidad artística y la trayectoria, pero también la capacidad que tenemos para generar puentes de comunicación y de colaboración. Me encanta generar espacios de cruce, Delfos y la Escuela lo son”, explica.
Durante su estancia en Israel realizará, entre otras cosas, un espectáculo que tendrá lugar en una cadena de hoteles de Jerusalén, donde el público podrá ver escenas lo mismo en un cuarto que en el bar. Se estrenará el 13 de mayo.
El segundo proyecto es el homenaje que rendirá a su padre con el solo basado en Ofrenda; la versión escénica formará parte del repertorio de c.a.t.a.m.o.n Dance Group, y la video-danza.
“La organización que me recibe es c.a.t.a.m.on, dirigida por Elad Schechter. Me encantaría que Elad pueda ir a México. La idea es fortalecer la relación entre la danza de México y de Israel”, refiere.
Como parte de esta edificación de puentes culturales, Lavista se ha reunido con el embajador de México en Israel. “La primera acción que les propuse es que uno de nuestros estudiantes venga para acá y un estudiante israelí viaje a México. Lo que quiero es hacer un flujo más activo entre las comunidades dancísticas de ambos países. Israel es potencia mundial de danza. Me interesa mucho que, por ejemplo, no sólo haya un intercambio con los israelitas, también con los palestinos. Se suele decir que la cultura genera puentes, pero es verdad, sobre todo en un espacio geopolítico tan interesante y complejo como este”, cuenta.
MAAZ