La reinterpretación contemporánea estilizada de Pitao Cocijo, la deidad zapoteca del rayo y de la lluvia, se ha acercado al enorme monolito nahua de Tláloc que aguarda en la entrada del Museo Nacional de Antropología. Sobre el camellón peatonal de Paseo de la Reforma, una enorme escultura de la divinidad, elaborada por el artista oaxaqueño Sabino Guisu (Juchitán, 1986) ha sido instalada.
La pieza, de 5. 1 metros de altura forma parte del proyecto “Cocijo”, que Gisu comenzó en 2019 y que ya ha sido expuesto en la galería Maia de la colonia Roma. “Mi intención es poner a Oaxaca y a México en el mapa mundial del arte, considero que lo prehispánico está a nivel de cualquier arte o cultura del mundo”, explicó a El Heraldo de México en febrero pasado.
Echando mano de la estética de la cultura pop, el oaxaqueño inició la exploración del personaje elaborando ocho art toys (figuras de arte coleccionables) de Cocijo, en una representación que aventura otorgar una personalidad simbólica a la divinidad en la modernidad. El trabajo, dijo, “toma el nombre del dios más importante de la cultura zapoteca, con ella realizó una nueva exploración de técnicas tomando a los art toys como punto de partida”.
A pesar de que el trabajo de Gisu se ha caracterizado por el uso de tonos oscuros y grises, para su “Cocijo” utilizó una paleta de colores brillantes que remarca la relación entre lo antiguo y lo contemporáneo. El de Reforma, sin embargo, es de color negro brillante. Con él, busca establecer una conexión con sus propios antepasados y vincular sus raíces con el arte.
La pieza, afirma, no es una réplica de Cocijo, es “una reinterpretación estilizada de una urna funeraria de Cocijo que desafortunadamente se encuentra en un museo privado de El Paso, Texas. Una de las intenciones al colocarla en Reforma es visibilizar esa situación, pero también crear un diálogo utópico de la convergencia de dos iconos filosóficos de distintas culturas: la mexica y la zapoteca, con deidades que representaban energías de la naturaleza, en este caso la lluvia y el agua, lo vital para nuestra existencia como seres vivos”, dijo.
“Me gusta que mi trabajo genere impacto, que permita el entendimiento con el otro a través de la mirada", dijo. Inerte y gallardo, el “Cocijo” de Gisu sobre Reforma no pasa desapercibido; en el soleado ambiente de la ciudad la gente se detiene a contemplarlo, otros se toman una selfie junto a él y siguen su camino.
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