GINEBRA

Sarita Libúh, la niña que enseña a los pequeños sobre la diversidad mundial

Escrita por la costarricense Monserrat Curriel, la historia se desenvuelve en un mundo de misterio y fantasía, mientras intenta promover valores para los niños y niñas

CULTURA

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Créditos: Especial

Hace algunos años, Monserrat Curriel llegó a Ginebra y descubrió un mundo nuevo: “Fue empezar en una nueva cultura”, cuenta. Un día la escritora tuvo que quedarse en casa: “Era 2017 y tenía un embarazo un poco complicado, me tuve que quedar mucho tiempo en reposo y para pasar las horas me puse a escribir”.

Nacida en Costa Rica, Curriel pensó entonces en todo ese mundo que se había revelado cuando llegó a Suiza para trabajar como diplomática y creó a Sarita Libúh, una pequeña que, como ella, debe enfrentar diferentes retos y no intimidarse ante lo desconocido. Esa aventura se ha vuelto global.

Concebida primero como una novela fantástica, “Sarita Libúh y el misterio después del puente” ha comenzado un viaje por el mundo: ahora convertida en un comic book de siete entregas (ilustrados por Ed Jiménez), la historia ha sido traducida del español al francés, el inglés y próximamente al japonés. Cuenta con una versión en audiolibro, cantada por talentos de todo el mundo e, incluso, ya le han propuesto realizar un show en vivo con los personajes.

Recién llegada a las librerías mexicanas, Curriel explica que su historia quiere enseñar a los pequeños valores como el reconocimiento de la diversidad cultural, la solidaridad y la capacidad de soñar. “Siempre me ha encantado escribir, pero con Sarita fui más allá porque era una etapa en la que estaba embarazada y tenía mucho más tiempo, pero también muchas más emociones y sobre todo emociones maternales”.

En la historia, Sarita atraviesa un puente y llega al mundo de Ur. Ahí deberá ganarse la aceptación del “primer pueblo del mundo”, el Kimúk. En el trayecto conocerá a diferentes personajes fantásticos que le permitirán descubrir el poder interior con que cuenta, para así, transformar su vida y la de todo lo que le rodea.

“Lo que he querido transmitir es la fuerza de volver a tener unión, unión familiar y fomentar esos ratos de comunicación, de contarnos anécdotas, de compartir, además el tema de poder ir regalando y heredando los valores, de darle a los niños la confianza desde pequeños, la motivación de conquistar sus sueños”, dice.

Muchos de los retos a los que se enfrentará Sarita tienen que ver con lo desconocido, Curriel afirma que también le interesa “empezar a permitir que las nuevas generaciones crezcan sin la idea de discriminación, sino que se puedan dar la oportunidad de conocer al otro, de descubrir al mundo de la otra persona, no a partir de si una persona es asiática, afrocaribeña o caucasica, sino a partir de esta persona se llama Rafael, Monserrat y es mi amigo”.

“Ginebra es una ciudad muy internacional, siempre escucho hablar en árabe, italiano, portugues. Eso me ayudó a dejar de poner a la gente en una caja, a veces veo mujeres árabes musulmanes o chicas italianas en tooples en el agua, eso me permitió  conocer un poco más allá, no de la humanidad como una nacionalidad, sino la humanidad al interior”, concluye.

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