GUADALUPE-REYES

Charles Darwin: Por poco y la teoría de la EVOLUCIÓN no nace; un viaje cambió todo

El naturalista inglés pudo haber estudiado otras carreras que lo habrían alejado de su verdadera vocación

CULTURA

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Darwin nació un 12 de febrero de 1809. Foto: EspecialCréditos: Especial

Charles Robert Darwin es el científico más famoso de todos los tiempos gracias a su teoría de la evolución. Algo que rechazó la Iglesia desde el primer momento. El inglés planteó la idea de la evolución biológica a través de la selección natural, justificándola en su obra "El origen de las especies", publicada en el año de 1859 con numerosos ejemplos extraídos de la observación de la naturaleza. Postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural.

A pesar de los logros del naturalista inglés, hay que mencionar que esto casi no llega a pasar, pues pudo tomar un camino diferente debido a que su padre, un médico rural adinerado, lo envió a la Universidad de Edimburgo para que siguiera sus pasos, pero la carrera no le gustó. Así que lo cambiaron a Cambridge a estudiar Teología, pero tampoco fue de su agrado y terminó uniéndose a las filas del capitán Fitzroy.

Así, como quien sabe lo que quiere en la vida, Darwin dejó todo atrás y cuando regresó ya era un famoso científico, pues recopiló más de mi 500 especies que le ayudaron a forjar la teoría que hasta la fecha sigue siendo objeto de estudio. Ese viaje lo forjó como el mejor de todos los tiempos y así lo citó en su diario que posteriormente se convertiría en un libro, que se publicó en 1839 que sería todo un éxito. 

Crónicas del viaje de Darwin

El científico hizo énfasis en su escala por Haití, tras hacer una escala en el año de 1835. Entonces había visitado antes Brasil, Cabo de Hornos, las excursiones por los Andes, la pampa, los gauchos y las tortugas de las Galápagos. 

"Al rayar el día llegamos a la vista de Tahití, isla clásica para todos los viajeros del Mar del Sur. Vista a cierta distancia es poco atractiva: no se distingue todavía la admirable vegetación de las tierras bajas y casi no se ven, entre el celaje, más que los picos abruptos y los precipicios que forman el centro de la isla...

Después de almorzar desembarcamos para disfrutar de todas las deliciosas impresiones que produce siempre un país nuevo y, sobre todo, cuando ese país es la encantadora Tahití. Una porción de hombres, de mujeres y niños, todos alegres y divertidos, se reúnen en la célebre punta Venus para recibirnos, y nos llevan a casa de Mister Wilson, misionero del distrito, que nos acoge con la mayor cordialidad. Después de descansar allí unos momentos vamos a dar un paseo", así explicaba Darwin su travesía por Tahití.

"...Los habitantes son en realidad encantadores. Tienen sus facciones tal dulzura de expresión que no es posible imaginar que sean salvajes; y es tan grande su inteligencia que progresan en la civilización con suma rapidez. Los trabajadores van desnudos hasta la cintura, y así es como mejor puede admirarse a los tahitianos. Son altos, bien proporcionados, anchos de hombros; en una palabra, verdaderos atletas. No sé quién ha dicho que el europeo se acostumbra con facilidad al espectáculo de las pieles oscuras y que estas llegan a parecerle tan agradables y tan naturales como la suya blanca", así describió a los habitantes de Tahití el naturalista y presenta cómo los miraban entonces los europeos. 

lhp