ESCRITORA

Personas con las que compartí pasta de dientes

Los poemas ofrecen fragmentos de cuerpos e historias que se intuyen sin explicitarse, privilegian la experiencia de la incomodidad, así como la violencia del duelo

CULTURA

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“Cabeza masculina de perfil con proporciones”. Gallerie dell’Accademia, Venecia, Italia. Foto: CortesíaCréditos: Foto: Cortesía

Los siguientes poemas en prosa forman parte de un libro, aún inédito, que surge de preguntarse acerca de las decepciones amorosas, el deseo y los intercambios suscitados por las apps de citas en el siglo XXI. La voz poética busca experimentar y reconocerse mediante los vínculos con gente desconocida.

 

33, PATÓLOGO

El cerebro sale pronto, como una nuez después del corte, dice. Lleva rato presumiendo su forma de tocar a los muertos. Las luces del bar ayudan a reconstruir la morgue, descrita por él con entusiasmo. La madera de la mesa se reviste de acero y, en lugar de sostener vasos que escurren espuma, exhibe un bulto cubierto por una sábana blanca: me recuerda a mí tratando de adoptar la mejor postura, huir del insomnio cuando la cama se hizo grande. 

Si de aquí nos vamos juntos le pediré sacarme el vestido, jugar a medir la temperatura y la rigidez de mi cuerpo, buscar lesiones que sólo podrían identificarse al verme la espalda

Sus uñas cortas y limpias brillan alrededor del vaso igual a un bisturí preparado para hundirse, sin margen de error, en el sitio exacto.

CLORO

Volvería a los baños de personas con las que compartí pasta de dientes. Pondría atención al color de los cepillos, lo gastado de las cerdas, la blancura del lavabo. Les limpiaría el espejo, la imagen de un rostro marcado por la almohada.

Levantarnos juntos era dar los buenos días como si leyéramos una caja de cereal. Levantarse era demasiado blanco: calcetines, cortinas, luz a través de los cristales igual a cangrejos en la frente. Por las noches, escuchaba crujidos cerca. Al prender la luz, descubría un nido de animales al pie de la cama, esa plaga que nunca se destruye y es mejor huir de ella. 

Pienso volver a los baños de esa gente, ponerles pimienta o cloro en el cepillo, quemar las lenguas con las que creí, en muchas ocasiones, mantener limpio el mismo idioma.

 

*Oaxaca, 1993. Escritora. Fue becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de Narrativa.

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