CASA DEL LAGO

Vivir la Casa del Lago

Junto con el Alcázar y la pista de patinaje, este lugar era uno de los más interesantes en el bosque de Chapultepec

CULTURA

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GRUPO. Juan Carlos Uviedo con Olivier Debroise, Mario Ficachi, Héctor de Anda, Miguel Braun y Sarah Minter, en Casa del Lago, 1972. Foto: Selva Prieto. Cortesía del autor.Créditos: Foto: Cortesía

Durante mi infancia, lo que más me atraía era ir al Bosque de Chapultepec; entonces vivía en la calle de Zamora, en la colonia Condesa, y patinar a este enorme parque era lo más común para mis amigos y yo. Tres lugares del Bosque eran los más interesantes para nosotros: el Alcázar, la pista de patinaje y Casa del Lago; en este último lugar siempre había algo nuevo en cuanto a exposiciones, y aprendimos a jugar ajedrez; era una verbena constante, una fiesta.

Nunca imaginé que 10 años después este espacio se convertiría en un lugar tan significativo para mí. En 1971, en su pequeño pero grandioso teatro, participé como actor en Los Viaductos de Seine-et-Oise, de Marguerite Duras, dirigida por Roberto Carbajal, con la participación de Tamara Garina, Armando de León y Francisco Marín.

Conciencia social

Un año después fui invitado a formar parte del Grupo Teatral Ergónico, dirigido por el genial y controversial argentino Juan Carlos Uviedo.  El nombre del grupo fue resultado de un neologismo que insinúa estar situado en el espacio, y realmente este lugar se constituyó como un espacio vital donde un grupo de jóvenes llenos de energía se reunían con el deseo de cambiar el modo de pensar y vivir de ese momento, avivados también por la conciencia social y política contagiada por Uviedo.

Recuerdo que todas las tardes salía del departamento que compartía con Selva Prieto, Sarah Minter, Olivier Debroise, Francisco Marín y Rosa Marta Jasso; iba envuelto en mi capa española, regalo de Cristina “la bruja” Bremer, montado en mis patines hacia los ensayos en los salones de ballet de Casa del Lago.

Después de meses de prácticas calistenias, holísticas, técnicas físicas, gestualidades del siglo XVIII y muchos ensayos, finalmente estrenamos The Engels’ Family. Tu propiedad privada, no es la mía, basada en textos de Federico Engels. La puesta, una obra-performance, fue una locura en escena con más de mil 500 espectadores que se involucraban con 32 actores que nos apropiamos de todos los espacios posibles; desde los salones de danza y ensayo; hasta los jardines y árboles, el lago, el Ágora y la propia Casa del Lago.

Situaciones inesperadas

Dicha obra fue un parteaguas en la historia del teatro en México, después de Así hablaba Zaratustra, de Alejandro Jodorowsky, ya que hizo reaccionar a la crítica y al público en general, pues en las funciones ocurrían siempre situaciones inesperadas y espontáneas. Una obra controvertida en su tiempo y olvidada en los festejos del 60 aniversario de la Casa del Lago.

Con el talentoso José Antonio Alcaraz, director de teatro y crítico de música, genial generador de ideas y con un sentido del humor único, participé también en este espacio con la puesta en escena Celestina puta vieja, una paráfrasis y divertimento teatral único en su género.

Sin duda, en seis décadas de existencia, la Casa del Lago ha aportado, a través de sus distintos directores, una particular visión de la cultura a la escena artística de la Ciudad de México, partiendo de las ideas esenciales del maestro Arreola.

Por Héctor de Anda