Definitivamente hay unas personas que son más distraídas que otras y ese defecto les ha ocasionado vivir diversas circunstancias en su vida que los han hecho estar en apuros, pero hay otras de las que han salido bien librados y hasta una anécdota graciosa a salido de eso. Así le ocurrió a Lupita del podcast "Las Alucines".
La joven contó en uno de sus episodios, difundido en TikTok más recientes, una divertida experiencia de su niñez cuando por ser distraída estuvo entrando a la casa de su vecino pensando que era el café internet. Y como si todo estuviera planeado, por un año entero lo hizo y nadie le dijo nada, por lo que ni siquiera sospechó que no era un negocio de ciber.
Seguir leyendo:
VIDEO: el conmovedor momento en que una joven queda en la UNAM tras intentarlo por 4 años
Mujer confundió la casa del vecino con un cibercafé e hizo la tarea ahí por un año
De acuerdo con lo relatado por Lupita, cuando era pequeña se quedaba por las tardes en la casa de su abuela después de ir a la escuela. Por lo que debía hacer la tarea mientras estaba allá. Fue así como se dio a la tarea de buscar un cibercafé para poder realizar sus actividades escolares.
La tiktoker refirió que un día iba caminando cerca de la casa de su vecino y se dio cuenta que tenía la puerta abierta y en ese espacio se percató de que tenía dos computadoras, así que creyó que era un internet y se metió con entera confianza. Esta acción la repitió por días, semanas y meses hasta que se convirtió en un año.
Lupita se da cuenta que no era un cibercafé
De pronto un día, otra vecina le cuestionó a la abuela de Lupita por qué pasaba tanto tiempo en la casa de "Rubén", a lo que la mujer respondió que su pequeña nieta solo iba al Internet, no a la casa del susodicho y fue ahí cuando se enteró que al ligar donde iba la niña no era un cibercafé.
Tras enterarse de lo contado por la vecina, la abuelita confrontó a su nieta para saber por qué pasaba tanto ahí y al comentarlo con la niña le dijo que ella pensaba que era un Internet y ahí podía pagar por usar la computadora, porque incluso era lo que hacía cuando terminaba de usar el aparato y el muchacho nunca le dijo nada pero esto tenía una explicación, pues el joven era mudo y no tenía cómo decirle que no era un ciber.