Un joven pescador de Florida escapó milagrosamente de las mandíbulas mortales de los tiburones en un dramático encuentro en las Bahamas el mes pasado. Marlin Wakeman, de 24 años, vivió una experiencia que estuvo al borde de la tragedia cuando cayó a aguas infestadas de estos depredadores marinos en Long Island. Su historia recientemente se volvió viral.
El incidente tuvo lugar en el puerto deportivo Flying Fish, donde Wakeman estaba trabajando a bordo de un barco el 26 de abril. En un momento de descuido, intentó saltar al barco atracado y terminó en el agua. Para él, el temor siempre había estado presente y sus miedos se volvieron realidad en un instante.
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¿Cómo sobrevivió a los tiburones?
Las aguas que rodean el puerto deportivo son conocidas por ser un festín para los tiburones, con al menos 20 de estos depredadores rondando en cualquier momento debido a los restos de peces arrojados por los pescadores. Para Wakeman, esa zona siempre le pareció un campo minado. "Mis amigos y yo hablábamos de que si te caías aquí, estabas acabado. Ni siquiera tendrías un segundo para reaccionar", comentó. Su historia se ha vitalizado en redes.
El joven pescador no tuvo tiempo de reaccionar cuando los tiburones lo atacaron, mordiéndolo ferozmente en dos ocasiones. Sin embargo, su valentía y determinación fueron evidentes incluso en medio del caos. A pesar del peligro inminente, Wakeman mantuvo la calma y luchó por su vida mientras los tiburones intentaban arrastrarlo hacia las profundidades oscuras del océano.
El primer ataque fue aterrador: un tiburón intentó arrastrarlo hacia abajo, pero por suerte lo soltó antes de causar daños mayores. Sin embargo, el peligro aún no había pasado. Un segundo tiburón se abalanzó sobre él, aferrándose a su hombro con fuerza. Aunque los dientes del depredador se clavaron en su piel, Wakeman resistió con una determinación feroz.
¿Cómo se encuentra tras el ataque de los tiburones?
El momento de liberación llegó cuando el segundo tiburón finalmente lo soltó, permitiéndole emerger a la superficie y alcanzar su embarcación. La adrenalina corría por sus venas mientras luchaba por mantenerse consciente y evaluar sus heridas. Fue entonces cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación: su pierna estaba destrozada, una mordedura había perforado su rótula, pero milagrosamente, la arteria había quedado intacta.
La rápida respuesta y el profesionalismo del capitán del barco fueron cruciales para su supervivencia. Con un torniquete improvisado en la pierna, Wakeman fue trasladado a una clínica de las Bahamas antes de ser llevado de urgencia al Centro Médico St. Mary en West Palm Beach, Florida. Los médicos quedaron asombrados por su fortaleza y determinación para sobrevivir a un encuentro tan peligroso. El camino hacia la recuperación será largo, pero Wakeman dijo que no se dejará vencer fácilmente.