Para pertenecer a una mesa directiva, o consejo se requiere de prestigio, integridad y trayectoria. Mi querido lector, uno no puede comprar su lugar en estas mesas. Corrijo, uno no debería poder hacerlo. El tener miembros “hechizos” en un consejo demerita el nombre de la institución y el de los demás integrantes. Permea el valor que tiene esa organización y lo que representa.
Debe haber muchos filtros para revisar muy bien a los miembros. Hoy con tantas redes sociales ya no se sabe qué es real y qué no. Se puede maquillar todo, desde filtros, comprar seguidores, crear una narrativa que no existe. Vivimos tan rápido, deprisa, que no paramos a verificar y nos la creemos fácilmente.
Hay casos famosos de pillos que han logrado engañar a cientos de personas con fraudes millonarios como el caso de The Tinder Swindler o Inventando a Anna (Netflix), casos reales que ilustran como individuos logran colarse en la sociedad y burlarlos para estafarlos.
Para eso hay que tener especial cuidado sobre todo con la gente que de pronto aparece de la nada y comienza a meterse en industrias y grupos sociales, rápidamente y con intensidad. No me mal entiendas mi querido lector, yo creo mucho en los nuevos talentos y a lo largo de mis 20 años de carrera en la industria de la moda le he tendido la mano a muchas personas, sobre todo en las plataformas de moda que he creado. Pero casi siempre, y digo casi, porque me he equivocado, en muy pocas ocasiones gracias a Dios, no he tenido el olfato de leer quién es real y quién no.
Y en la industria de la moda, como me imagino sucede en todas, todo se sabe y la transparencia es clave. Hay códigos de lealtad y agradecimiento que uno no debe saltar. Hay piedra que se debe de picar. Bases que construir con tiempo, dedicación y esfuerzo. No se trata de copiar modelos, fórmulas, robar empleados, escalar, pagar por entrar. Una carrera con esos cimientos no tiene futuro. La base de todo son los valores.
Por eso, no te deslumbres con lo que ves en las redes o incluso en los medios establecidos, pues aún a veces también caemos. Alguien puede postear que expuso aquí o allá, pero no sabes cómo llegó ahí. El honor de haber sido invitado o la vergüenza de haber tenido que pagar para parecer que perteneces. Porque se invierte en publicidad, en relaciones públicas, en marketing, pero no en pertenecer, desde el momento que pagas para poder ser parte, serás un outsider siempre. Uno de los mejores consejos que he recibido y te lo paso: Duda de aquel que te adula. Ese será el primero en hacer las cosas mal a tus espaldas.
POR BRENDA JAET
MAAZ