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Turismo regenerativo: En la búsqueda de un mundo mejor

Al tiempo que imaginamos el futuro del turismo, tenemos la oportunidad de repensar cómo viajamos, cómo nos relacionamos con los destinos que visitamos y cómo nuestras travesías pueden mejorar el mundo en el que vivimos.

Turismo regenerativo: En la búsqueda de un mundo mejor
Al tiempo que imaginamos el futuro del turismo, tenemos la oportunidad de repensar cómo viajamos Foto: Foto: Shutterstock

Mucho se ha hablado de la importancia de devolver al turismo –uno de los sectores más afectados por la pandemia del Covid-19– a la “normalidad”; de reabrir fronteras y espacios públicos; recuperar frecuencias aéreas y, sobre todo, hacerlo con un voluntad mucho más sostenible con los destinos que visitamos. Sin embargo, la pandemia también aceleró el crecimiento de una de las tendencias que desde mediados de la década anterior empieza a sonar cada vez con más fuerza entre los viajeros preocupados por el impacto que nuestras travesías tienen en el planeta.

Hoy, afirman quienes promueven esta expansiva apuesta turística, lo “normal” ya no es suficiente y, tanto la pandemia como las subsecuentes crisis económicas que han afectado a regiones, países, ciudades y comunidades que dependen principalmente del turismo, son una llamada de atención sobre la responsabilidad que una de las principales actividades económicas del planeta tiene para salvarlo. Si lo “normal” no es suficiente, ¿qué lo es?

El verano pasado, el secretario general de la Organización Mundial del Turismo, Zurab Pololikashvili, aventuró una respuesta cuando propuso una "determinación universal para reiniciar el turismo y hacerlo con énfasis en la sostenibilidad y asegurando que los beneficios se compartan lo más ampliamente posible". Entre las recomendaciones sectoriales para regresar a los viajes, la OMT estableció la innovación y la sostenibilidad como parte de sus siete prioridades para la recuperación, convirtiéndolas oficialmente en "la nueva normalidad".

Demos la bienvenida al turismo regenerativo.

Pasos con propósito

Después del turismo sostenible –que defiende la preservación de la riqueza natural y cultural de los destinos visitados, evitando el agotamiento de recursos, la sobreexplotación del espacio, el “sobreturismo” y la dilución de las tradiciones locales–, los viajes regenerativos llaman a incorporar en nuestro itinerario, lugares y experiencias que no sólo faciliten la conservación de un lugar sino también su mejoramiento. 

Para volver a fortalecer el turismo, en medio de una crisis económica, la mentalidad de la industria debe evolucionar. Sin embargo, a pesar de que el turismo regenerativo puede parecer una solución infalible, se trata, también, de una alternativa que se aleja del modelo que ha anclado a los viajes a su carácter de producción y consumo.

Adoptar al turismo regenerativo como una tendencia universalmente aceptada requiere un cambio de mentalidad que vea a los viajes como un ecosistema en donde la aventura se relaciona de manera directa con el patrimonio medioambiental, la cultura local y la economía –tanto en la región como en la escala global–, al tiempo que todas estas facetas evolucionan de la mano. 

Recuadros

Según las Naciones Unidas, estos son algunos de los principios del turismo regenerativo que se basan en la sabiduría de la naturaleza.

1. Comprensión holística y enfoque de sistemas vivos

Pide reconocer al turismo como un ecosistema vivo y mutable en donde cada una de las partes en la cadena de valor depende de las demás.

2. Inclusivo y equitativo

El turismo debe involucrar las comunidades locales como una manera de reforzar los ecosistemas que las envuelven. Esto significa llevar a cabo acciones como incorporar el trabajo de proveedores locales o crear espacios turísticos con valor para la sociedad.

3. Ambientalmente responsable

Se refiere a la gestión responsable, estratégica, respetuosa e inteligente de los recursos naturales, consciente de la fragilidad del entorno ambiental y con visión de futuro, que utilice un enfoque ecosistémico, circular y no extractivo.

POR DOMINGO ÁLVAREZ

MAAZ

 

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