Famosas por ser todo menos estructuradas, como es natural durante esas dos semanas aproximadamente queremos acomodar todo tipo de convivios; especialmente siendo el primer fin de año en donde soltamos las riendas un poco después de que el final del 2021, la mayoría de nosotros la pasamos en confinamiento.
Han sido unos días intensos y eufóricos, así que regresar a nuestra rutina y responsabilidades puede necesitar mucho esfuerzo de nuestra parte; de hecho algunos expertos afirman que es común sentir una especie de “depresión post navideña”, por lo que aseguran que el sentimiento de apatía es muy normal.
Después de todo, ¿quién se siente realmente feliz por regresar a la rutina? ¡Quizás muy pocos!
Se aconseja regresar gradualmente a nuestra vida normal, refiriéndose a que dejemos que este peculiar sentimiento de desgano, se vaya difuminando poco a poco hasta sentirnos de nuevo cómodos en nuestra realidad.
Quizás esta sea la razón por la cual muchos fracasan en comenzar los propósitos de Año Nuevo, los primeros días de enero. Y es que generalmente nos comprometemos de prisa y bajo el efecto de la emoción de la noche, recitando los 12 propósitos mientras comemos las uvas a la carrera. Y claro, la lista por cumplirlos puede parecer abrumadora.
Nos apresuramos en hacer la lista de metas para dejar atrás cosas que no nos han gustado del año viejo, para cambiar y mejorar nuestra vida con proyectos y energías renovadas, y es posible que año tras año te propongas la misma lista pensando que esta vez sí lo conseguirás.
Algunos de los propósitos más comunes cada año son: bajar de peso, hacer más ejercicio, comer de forma más saludable, ahorrar dinero, dejar de fumar, viajar mucho y más lejos, pasar más tiempo con la familia, aprender algo nuevo, como algún idioma o hobby, o cambiar de trabajo.
A veces nos planteamos los objetivos llevados más por la fantasía que la realidad, representando un gran reto, que al no poder cumplir al cabo de un tiempo, nos provocan una tremenda desilusión, así como baja autoestima y frustración.
Menos es más, así que algo que podemos hacer para lograr nuestros objetivos es reducir la lista de los propósitos, ya que plantearte muchos al mismo tiempo produce estrés innecesario que concluye en abandono de los mismos.
Por otro lado, necesitamos pensar en propósitos más específicos, teniendo muy clara la razón por la cual has elegido ese objetivo y que estos sean lo más personal posible.
Por ejemplo: ¿cuál es el verdadero motivo por el cual quieres bajar de peso? ¿Acaso es para para encajar en los estándares de belleza actuales? O, ¿se trata de un tema de salud o de buscar amor propio?
Se ha visto que darle un valor personal a nuestra meta aumenta las probabilidades de llegar a ésta. Así que es importante ser honesto con nosotros mismos, analizar por qué razón lo hacemos y replantearnos el objetivo. Es importante hacer un plan medible para lograrlo, creando las circunstancias adecuadas, así como reales.
Cuando cuestionamos nuestra vida, consideremos todo lo que hemos logrado en un lapso de cinco años, si miramos hacia atrás, seguramente te darás cuenta lo que has evolucionado en este tiempo, y para lograrlo probablemente hiciste los cambios necesarios para llegar a donde estás.
Cada año tenemos la oportunidad de replantear nuestro camino y mejorar nuestra vida, así que: ¡a echarle montones de ganas para que este 2022 sea en construcción de una mejor versión de nosotros mismos!
*Encuentra un objetivo que puedas alcanzar. ES MEJOR HACER UNA LISTA LIMITADA, CON UNO O DOS PROPÓSITOS.
POR LUISA PEÑA
@luisapena.mx
ILUSTRACIÓN: Giovanni Ascencio
MAAZ