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Voladores de Papantla: Conoce el ritual ancestral de los llamados hombres pájaro

La ceremonia de los Voladores de Papantla fue nombrada en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por ser una expresión ancestral y emblemática de nuestro país

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VOLADORES DE PAPANTLA. Cuatro voladores se lanzan al vacío dando trece vueltas. Foto: Cortesía y SHUTTERSTOCKCréditos: Foto: Cortesía y SHUTTERSTOCK

En cuanto la flauta y el tambor del caporal entonan sus melodías en honor al sol, los hombres pájaro se preparan para emprender el vuelo. Una danza ancestral que se lleva a cabo desde el año 600 a.C. y que tiene por objetivo ser un ritual asociado a la fertilidad que profesa el respeto hacia la naturaleza, el universo espiritual y el equilibrio entre ambos. 

El pueblo totonaco, originario de la sierra y costa norte de Veracruz, ha mantenido a través de la tradición oral viva esta tradición, principalmente en Papantla y El Tajín.  

Desde niños, la comunidad se prepara espiritualmente para ser parte de este vínculo entre el mundo sagrado y terrenal, ya que de esta danza dependen las buenas cosechas, la prosperidad del pueblo e incluso la longevidad, por lo que, generación tras generación, los niños se apresuran a aprender sobre sabiduría ancestral.  

Se dice que el ritual de los Voladores de Papantla tuvo su origen en Totonacapan durante un periodo devastador de sequía. Ante tal situación, sacerdotes totonacas encomendaron a cinco jóvenes la tarea de honrar a los dioses, para que revirtieran su fortuna; así, buscaron el árbol más alto para que realizaran una ceremonia en la que las oraciones se elevaran.

EL RITUAL

Luego de instruirse en la Escuela de Niños Voladores del Centro de Artes Indígenas, ubicada en Papantla, Veracruz, cinco jóvenes son seleccionados para realizar la ceremonia, la cual se lleva a cabo en lo alto de un mástil de madera de mínimo 18 m y máximo 38 m de altura. 

Para conseguir el poste, desde el que se lanzan al vacío, deben ir al bosque y buscar el árbol idóneo, pedir permiso a los dioses para cortarlo y, con ayuda de la comunidad, arrastrarlo hasta el lugar en el que será erigido; al momento de levantarlo, también se realiza una ofrenda a la madre tierra.  

El caporal danza y toca música, sube a la punta del mástil y comienza a comunicarse con el padre Sol. Mientras él entabla el diálogo entre lo terrenal y espiritual, los demás escalan el poste sólo sujetados de los pies y de la cintura, para que al momento cumbre del ritual, con gran confianza se lancen al vacío y desciendan girando con los brazos extendidos. 

SIMBOLOGÍA NUMÉRICA 

Durante el ritual participan cuatro voladores, quienes representan los periodos del año. Cada volador realiza 13 vueltas en el aire, en las que simula el descenso por los 13 cielos del dios Sol. Al sumar el total de vueltas de los voladores, se obtienen un total de 52, que es el número de años que conforman el ciclo del calendario indígena, conformado por cuatro periodos de 13 años.   

ORGULLO DE MÉXICO

La ceremonia de los Voladores de Papantla fue nombrada en 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por ser una expresión ancestral y emblemática de nuestro país, en la que las comunidades indígenas mantienen su propósito esencial y genuino de expresar su cosmovisión, principios, tradición y valores.  

PARQUE TAKILHSUKUT, sede de la escuela de voladores. Cada año recibe a 65 niños y jóvenes; ahí aprenden la lengua totonaca y el significado y la importancia de ser voladores.

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