Tres días en huelga de hambre pasó Ricardo Ortiz, joven originario de Oaxaca, en la Iglesia Luterana de la Reforma, ubicada detrás del Capitolio, en Washington DC, Estados Unidos, como parte de las protestas para que el gobierno apruebe la reforma migratoria. Con él había mujeres y hombres de distintas edades, convocados en parte por la organización CASA, cuyo principal objetivo es la unión de la comunidad latina.
“Estuve sólo tres días, pero la huelga de hambre duró una semana, participaron varios colectivos, se discute el presupuesto, buscamos que incluya un camino a la ciudadanía a los miembros de DACA, que son las personas del programa migratorio que impulsó Barack Obama en 2012, y los tepesianos, a los que están bajo el TPS, un estatus temporal para las personas que vienen de ciertos países. También para los trabajadores esenciales que limpiaron hospitales en la pandemia”, dijo Ortiz.
Ortiz se mudó hace dos años a Baltimore, aunque lo hizo de manera legal y sabiendo inglés, se dio cuenta que el idioma era el principal problema al que los latinos se enfrentan, porque hay poca información en español que les permite conocer sus derechos y responsabilidades, por eso se unió a CASA, la organización más grande de la zona que trabaja por inmigrantes hispanos, africanos y asiáticos.
Su solidaridad con estas causas no es ajena, desde niño vio el apoyo que su mamá le daba a sus colegas para que salieran adelante. Ejerciendo como periodista nació su interés por ver cómo ayudar a la gente de su estado, sobre todo tras el terremoto de 2017 que le tocó cubrir para este diario. Hoy apoya a paisanos y quien lo necesite.
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“En CASA soy organizador comunitario, convocó a reuniones para mostrarle a la gente la importancia de estar unidos, de sus derechos y los asesoramos legalmente sobre su estatus. Es una labor pesada, pero vale la pena”, contó.
Por Patricia Villanueva
PAL