Al igual que los seres humanos, los animales también suelen presentar fiebre cuando están enfermos o tienen alguna infección, por ello es necesario detectar cuáles son los síntomas, pues si la temperatura sube mucho y por un largo periodo de tiempo podría causarle daños en su salud.
Los perros tienen una temperatura de entre 38 y 39ºC, por lo que si está arriba de esta podría tener una infección o inflamación. Hay diferentes causas que provocan la fiebre, sin embargo, se puede medir con el uso de un termómetro digital.
Posibles causas de la fiebre
Existen muchas causas que provocan la fiebre canina, por lo que lo más recomendable es que si tu mascota presenta este síntoma acudas al veterinario, para que le haga una evaluación médica y recete el tratamiento indicado. No obstante, aquí presentamos las más frecuentes, ya sean adultos o cachorros.
- Infecciones
- Inflamaciones
- Parásitos internos
- Parásitos externos
- Reacciones postvacunales
- Envenenamiento
- Golpe de calor
- Insolación
- Otras enfermedades
Síntomas de la fiebre
La única forma para estar seguros de que un perro tiene temperatura es introduciendo un termómetro en la zona rectal. Sin embargo, te mostraremos algunos indicios que suelen acompañar este síndrome.
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- Sueño
¿Cómo bajar la fiebre?
Si ya detectaste que tu mascota tiene fiebre alta, es importante NO medicar al animal, sobre todo con medicinas que son para humanos, pues, por ejemplo, el paracetamol o el ibuprofeno, podrían ser fatales o provocar daños graves en su organismo.
Lo más recomendable es acudir directamente al veterinario o realizar una llamada de emergencia para recibir las indicaciones del especialista.
Consejos caseros para bajar la fiebre
Si por alguna razón no puedes acudir a un especialista podrías aplicar lo siguiente para controlar la temperatura de tu cachorro.
Humedece ligeramente una esponja o toalla y refresca el abdomen, las ingles y las axilas del perro. Revisa cada 15 minutos su temperatura corporal para ver si ha logrado bajar. Hay que destacar que no es aconsejable que el perro se encuentre húmedo durante mucho tiempo, ya que podría provocar una bajada excesiva de su temperatura, causando una hipotermia, por ello sécalo frecuentemente.
El perro tiene que estar bien hidratado en todo momento, por ello se puede acercar un bebedero e incluso administrarle agua en pequeñas cantidades directamente en la boca con una jeringa sin aguja. Si el perro no lo acepta, puedes intentar con un caldo casero de pollo sin cebolla, ajo o sal, o con comida húmeda bien calentita.
Si tras 4 o 6 horas su estado no mejora, acude al veterinario urgentemente.