Ubicado en la alcaldía de Coyoacán exactamente en el barrio de Santa Catarina, se ubica el famoso Callejón del Aguacate, el cual bien podría ser uno más de esta gran metrópoli si no fuera por el hecho de que ahí es uno de los lugares con más leyendas de terror de la Ciudad de México.
Cuenta la leyenda que durante la época de Lázaro Cárdenas justo en la calle Francisco Sosa y en la calle de Pino se ubica el llamado Callejón del Aguacate sitio donde vivía un militar, quien trastornado por sus vivencias en la guerra ahorcó a un niño que lo exasperaba colgándose de un árbol de aguacate situado en el callejón detrás de un pequeño altar.
Desde ese momento se dicen que sucesos inexplicables han pasado y que se escuchan los últimos sollozos de aquel niño que solo quería jugar, otras personas aseguran que la cara de aquel infante se puede apreciar en el árbol en donde supuestamente habría muerto.
Tras el fatídico suceso y con la intención de expiar sus culpas, el militar mandó a construir un altar en la esquina de la calle, el cual continúa en el mismo lugar. Desde entonces dicen los vecinos que se pueden escuchar los lamentos del pequeño además de otras manifestaciones paranormales.
Vibras extrañas y sesiones espiritistas
Esta famosa leyenda no es la única que ronda este callejón pues vecinos de la zona señalan que esta no es la verdadera razón de que en el lugar suceden hechos paranormales.
Según los habitantes del lugar la verdadera razón por la que el callejón está embrujado es por las sesiones espiritistas que ahí se llevaron a cabo.
Esta versión señala que durante la época de la presidencia de Lázaro Cárdenas, existía una casa a la cual asistían diversos funcionarios del gobierno quienes realizaban sesiones espiritistas ayudados por una tabla ouija.
Pero no fueron estas reuniones donde se contactaron espíritus la razón de que este callejón esté embrujado, pues se dice que durante una de estas reuniones un espíritu les dijo a los asistentes que todos se iban a traicionar, lo que motivó al dueño de la casa a matarlos a todos enterrando sus cuerpos en el jardín.
Es supuestamente desde entonces que los fenómenos paranormales en este callejón son cosa de todos los días.