Los videojuegos no tienen un rango de edad, pues lo pueden disfrutar tanto los jóvenes de 20 años como los abuelitos con más de 80 años, prueba de ello es Klaus-Jürgen Langner, de 88 años, quien gracias a los juegos ha encontrado una motivación en su vida y al mismo tiempo lo hizo uno de los viejitos más queridos en su vecindario.
Klaus-Jürgen Langner pasó muchos días y semanas en cama, a consecuencia de un dolor de cadera, que más allá del padecimiento, su estado iban en caída, porque estaba solo en casa y en su vecindario no conocía a muchas personas.

Sin embargo, su rutina empezó a cambiar gracias al juego The Elder Scolls III: Morrowind, el cual le resultó fascinante y hasta divertido. Con el tiempo y gracias a su pensión, se dio el tiempo de jugar The Elder Scrolls V: Skyrim, pero es uno de los títulos más complicados de la saga, por lo que no pudo pasar de la primera fortaleza, pero en vez de darse por vencido, se le ocurrió una idea.
Junto con su mejor amigo, repartió más de 100 carteles en todo su vecindario, en los que pedía a otros gamers que lo ayudaran a pasar la primera fortaleza, ya que él no había logrado.

Desconocía el impacto que llegarían a alcanzar esos carteles, pues a alguien se le ocurrió subirlo a las redes sociales y la respuesta fue impresionante, ya que en su anuncio puso su nombre de usuario de PlayStation, por lo que recibió cientos de solicitudes de amistad y mensajes de otros jugadores que estaban dispuestos a compartir su experiencia en The Elder Scrolls V: Skyrim.
Tras superar la primera fortaleza, Klaus-Jürgen Langner empezó a explorar el mundo abierto de The Elder Scrolls V: Skyrim y descubrió que los paisajes y los lugares que se ven en el juego le recordaron a sus viajes de joven, cuando se iba en caravana, por lo que en vez de matar enemigos, se la pasa explorando el mundo el título en su PlayStation 4.
Esta historia que fue publicada por el medio alemán Spiegel ha dado la vuelta al mundo, pues ha servido de inspiración para otros adultos mayores y también para jóvenes gamers.
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