Columna invitada

Nearshoring

Previo a la pasada elección presidencial de Estados Unidos, el concepto Nearshoring se escuchaba con frecuencia y con gran entusiasmo

Nearshoring
Abelardo Rodríguez Desales / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Al concluir la guerra fría, con la disolución de la Unión Soviética y la caída del muro de Berlín, inició el proceso de globalización del comercio ante la eminente consolidación del polo hegemónico del capitalismo; en Europa, en 1993, se modifican los documentos fundacionales de la otrora Comunidad Económica Europea para pasar a la actual Unión Europea, una alianza de países que buscaron impulsar el crecimiento económico de sus miembros a través de la integración económica y la eliminación de restricciones comerciales.

En América, en 1994, se firmaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre México, Canadá, y Estados Unidos, estos como ejemplo de la nueva dinámica del comercio global.

Previo a la pasada elección presidencial de Estados Unidos, el concepto Nearshoring se escuchaba con frecuencia y con gran entusiasmo; esta estrategia empresarial consiste en reubicar procesos comerciales o productivos del país de origen a otro que brinde costos más bajos y que signifique también cercanía con el potencial mercado. No obstante, luego de los resultados de la elección y la asunción al poder del actual mandatario norteamericano el entusiasmo terminó.

Incluso previamente, en México la empresa Tesla de Elon Musk dejó inconclusa la construcción de una fábrica en Nuevo León, dadas las declaraciones que ya había hecho el entonces candidato Donald Trump sobre aranceles.

Durante las primeras semanas de su administración, Trump anunció la imposición de aranceles a sus socios del ahora llamado T MEC y prosiguió con el anuncio de aplicar aranceles recíprocos a casi, literal, todo el mundo; esta nueva política comercial, según la Casa Blanca, es la “declaración de independencia económica” de Norteamérica, que pretende recaudar impuestos para impulsar la manufactura local y proteger el empleo de sus connacionales. Como puede observarse, se trata de medidas proteccionistas que van en contra del comercio libre.

Países como China y Canadá han emitido como respuesta a esta nueva política la imposición de aranceles para productos estadounidenses, generando con ello una guerra arancelaria que puede cobrar dimensiones monumentales, al grado de llevar a una recisión económica global. Donald Trump ha declarado que no habrá marcha atrás en estas medidas, pero resulta incierto que así sea; propios y extraños han sugerido al mandatario norteamericano terminar con su política arancelaria pues los mercados bursátiles han reaccionado de manera negativa, incluido el de Estados Unidos.

En estas circunstancias, el futuro inmediato del Nearshoring se antoja difícil y para los países que se habrían beneficiado de él se ven frustrados ante este nuevo escenario, como es el caso de México. Esta nueva política comercial que afectará seguramente a muchos países a diversas empresas y miles de empleos, ha sido tomada por una sola persona, una paradoja en verdad.

POR ABELARDO RODRÍGUEZ

COLABORADOR

@ABERODES

MAAZ

 

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