La Encerrona

Vivir saludable, un reto urgente

“Es mucho mejor comer un taco de frijoles que una bolsa de papas; es mucho mejor un agua de jamaica que un refresco, tiene mucha azúcar, hace daño a la salud”: Claudia Sheinbaum

Vivir saludable, un reto urgente
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

México enfrenta una crisis de salud pública relacionada con la obesidad infantil. Según datos oficiales, nuestro país ostenta el primer lugar en esta materia, debido a los más de 16 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años padecen sobrepeso u obesidad. En 2023, la prevalencia de obesidad en niños de 5 a 11 años se situó en 17.5 %, casi el doble en comparación con el 9 % registrado en 1999. Además, un estudio reveló que en el 98 % de las escuelas se vendía comida chatarra y en el 95 % bebidas azucaradas, contribuyendo significativamente a estos problemas de salud.

En este sentido, la implementación de la política pública “Vive saludable. Vive feliz”,  tiene como centro erradicar la comida “chatarra” esta acción es, sin duda, una decisión deseable, necesaria y urgente. Al limitar el acceso a alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas dentro de los entornos escolares, se espera fomentar el consumo de opciones más nutritivas, como frutas, verduras y agua natural. Esta iniciativa también pretende educar a los niños sobre la importancia de una alimentación balanceada y los beneficios de adoptar estilos de vida saludables desde una edad temprana, además de promover hábitos alimenticios más saludables entre los estudiantes y reducir la alarmante prevalencia de sobrepeso y obesidad que afecta a la niñez mexicana.

Sin embargo, la aplicación de esta medida enfrenta diversos retos tanto por parte de las escuelas como de las familias. Uno de los principales desafíos es garantizar el cumplimiento efectivo de la prohibición en los más de 255,000 centros educativos del país. Anteriormente, intentos similares han fracasado debido a la falta de monitoreo y control adecuados. Se estima que el 77 % de las escuelas cuentan con puestos de venta de comida chatarra en las aceras exteriores, lo que podría socavar los objetivos de la nueva normativa. Otro reto  es que muchas escuelas carecen de infraestructura básica para apoyar hábitos alimenticios saludables. La mayoría de los planteles no cuentan con acceso a agua potable, lo que dificulta el consumo de agua natural como alternativa a las bebidas azucaradas.

Las familias también juegan un papel crucial en el éxito de esta política. Es fundamental que los padres y tutores refuercen en el hogar los hábitos alimenticios promovidos en las escuelas. Empero, esto puede ser complicado en un contexto donde la comida chatarra es ampliamente accesible y, en muchos casos, más económica que las opciones saludables. Además, la falta de educación nutricional y la influencia de la publicidad de productos ultraprocesados pueden dificultar la adopción de cambios en los patrones de consumo familiar. Para superar estos desafíos, es esencial implementar campañas de concienciación dirigidas a padres, estudiantes y personal educativo sobre los riesgos asociados al consumo de comida chatarra y los beneficios de una alimentación saludable.

Así, la medida tomada por el gobierno de Claudia Sheinbaum, en conjunto de la SEP y la Secretaría de Salud, es un acierto necesario para combatir la epidemia de obesidad infantil en el país. Aunque su implementación presenta retos significativos, especialmente en términos de infraestructura escolar y cambios en los hábitos familiares, con el compromiso y la colaboración de todos los sectores involucrados, es posible avanzar hacia una generación más saludable y consciente de la importancia de una buena alimentación. 

POR ADRIANA SARUR 

COLABORADORA

@ASARUR

MAAZ

 

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